UN VIAJE A LA CALZADA DE LOS MUERTOS, TEOTIHUACAN



Todo transcurre en esta calzada.

Se eleva, desciende, se eleva, desciende, se eleva…

En el extremos sur de la Calzada es la Tierra y en el norte el Cielo. La oscuridad y la luz.

El cielo y el inframundo son por sí, o, como se dice en el pensamiento occidental, son "cosas en sí”, fuera del tiempo y del espacio.



A-Río San Juan. B-Pirámide del Sol. C-Pirámide de la Luna. k-k Calzada de los Muertos.
En rojo el área considerada en la presente nota.
Con base en un dibujo del  Instituto Nacional de Antropología e historia,
Guía Oficial,1965.
Pero en un sector de la calzada, al que nos referimos, en esta nota, es donde tiene lugar la dialéctica, el movimiento, donde la potencia deviene, se mueve.

¿Para qué se mueve?¿Para qué se sigue ese principio de razón suficiente, como diría  Schopenhauer(el por qué).Para tener un alejamiento de la fenomenología.

Pirámide del Sol, desde la Calzada de los Muertos
Foto de Armando Altamira G.
Que se logra con  una manera de conducirse en la vida lo más lejos que sea posible, del pensamiento del tener, más allá de las necesidades básicas.

En el trato con los demás, que el ego no se desborde hasta el solipsismo. Que tu riqueza material  no dé por resultado la pobreza de los otros…Todo esto está plasmado en la obra monumental de Fray Bernardino de Sahagún: Historia General de las cosas de la Nueva España.



Dibujo tomado de El País
23 Dic.2017 
 


A-Ciudadela (en la actualidad tiene ahí lugar la exploración arqueológica  del Mictlán).B-Pirámide del Sol. C-Pirámide de la Luna. M-M Río San Juan-T-T Calzada de los Muertos. El rectángulo en rojo es el área a la que nos referimos en esta nota.
Dibujo con base en la publicación citada del INAH. 
En el Popol Vuh el principio de razón suficiente es que los hombres puedan ser tan evolucionados que sean capaces de adorar a los dioses pronunciando correctamente sus nombres.

El principio de razón suficiente en Teotihuacán es otro. Que los espíritus de los hombres también alcancen la categoría de dioses.

En el sur la oscuridad, Mictlantecutli, dios del inframundo. En el norte Nanahuatzin convertido, autoconvertido, en el Sol detrás del sol, que ilumina todo (pirámide del Sol). Y Tecuciztecalt, el dios que ilumina la noche (pirámide de la Luna).

Pirámide de la Luna,vista desde el sur,en la Calzada de los Muertos
Foto de Armando Altamira G.
Hay una región, un segmento, intermedio, en la Calzada, donde tiene lugar la batalla de la purificación para el humano, ya espíritu, y así pasar al Cielo, al Tlalocan, pues aquí no hay Infierno ni Purgatorio.

Hay caída y recuperación, o elevación, pero, como en la banda sin fin que hay en la Basílica de la Virgen de Guadalupe,  de México, nadie se detiene, todos pasan.

Una vez dejada la vida del tener humano, del ego, es imperativo empezar a caminar por el submundo, el Mictlán, como un túnel en la oscuridad, (que empieza en la Ciudadela) que no es nada temible, es también un cielo, el más bajo, de los cielos, en sentido vertical del pensamiento náhuatl, que comprende los nueve cielos, hasta arriba el Tlalocan.

Las excavaciones que aún se llevan a cabo por la arqueología, en la zona conocida como la Ciudadela, descubren de dónde partía el alma del recién muerto; de la pirámide de Tlaloc-Quetzalcoatl.

En Teotihuacán hasta los dioses tienen la potencia de elevación, tal es la Leyenda de los Soles mediante la hoguera transformadora. Aquí, en lo espiritual teotihuacano, como en el universo fenoménico, nada está acabado. En otras palabras, se busca siempre más perfección.

Y como ellos, los humanos, o sus almas. En Teotihuacán ya nada es humano, todo es metafísico. Por eso es la “ciudad donde los humanos (fallecidos) se hacen dioses”.

Originalmente se escribía: “donde los hombre se hacen dioses”. Se trata de una redacción de la época porque en la religión teotihuacana hay igual número de dioses como de diosas (son matrimonios tales como Mictlantecutli con su mujer Mictlancihuatl, Tláloc,  con su esposa Chalchiutlicue, etc. Aquí no cabe la sospecha de misoginismo teológico.

Sabido es que en las etnias mexicanas, hasta en la actualidad del siglo veintiuno, cuando los humanos tienen vida, la abuela, la madre, no son figuras de segunda, por el hecho de ser mujer, como la ciudad industrial ha hecho en la economía del liberalismo moderno.

Pasando el río San Juan, hacia el norte, hay una zona de singular trazado, y es la que interesa en esta nota.

Lo regular de la Calzada que empezó al sur del Río San Juan, de pronto  se ve interrumpido por un muro  bajo escalonado que hay que subir y del otro lado otros escalones para descender hacia otra vez el terreno plano. Pero ya se ve que más adelante esto se repite varias veces. Subir y bajar, subir y bajar. Como un prefigurar el reptar de una serpiente. Una serpiente que intenta despegar del suelo y  remontar el vuelo.

Cuando este tramo haya terminado se desemboca por fin otra vez a la horizontalidad continuada de la Calzada. Es ya  la religión del Cielo, que llevará  a Tepantitla, la pintura del Tlalocan, el Paraíso, en el noreste dentro de la misma zona arqueológica.

En el segmento mencionado del subir y bajar, es  donde se da el ejercicio de purificación antes de pasar al norte y ser ya parte de los dioses.

 En Tepantitla los humanos, ahora, puro espíritu, viven y conviven, juegan entre flores y mariposas solares. “Donde nunca faltan los mantenimientos como el maíz, la calabaza, el frijol…” dice Fray Bernardino de Sahagún.

En el pensamiento náhuatl todo es una preparación en esta vida para el momento que empiece la otra vida. Está la dialéctica por devenir entre los opuestos, que da movimiento, que permite ser en el hacer, en el movimiento. De  ahí el glifo omnipresente del olin (movimiento), que los occidentales llaman los contrarios.

De tal manera que si hay cielo hay tierra. Si hay metafísica, hay fenómeno. Traducido a lo occidental sería pensamiento lógico, la razón y su sinrazón, o lo material y la libertad, lo nouménico que es extrafenomenal, etc.

La palabras Infierno, pecado, purificación, son propios del cristianismo que, metidos con calzador por los frailes religiosos del siglo dieciséis en México,  causan mucha confusión y lleva  a consideraciones hueras porque no se están delimitados los conceptos en sus respectivos terrenos, o modos de pensar.

En el pensamiento náhuatl no hay caída, por lo tanto no hay pecado, como se entiende en Occidente. Tampoco Infierno ni Purgatorio. No hay Luzbel ni brujas como en el Aquelarre de Walpurguis de Goethe. Lo más que podría parecernos aterrador, ya con pensamiento occidental, sería Mictlantecuhtli, el dios del Mictlán, el Inframundo. Pero el Zompantli, el Muro de los Cráneos, omnipresentes en todos los pueblos civilizados del México Indio, es un recordatorio de algo inevitable para todo humano, no es nada punitivo. Es como en el pensamiento de Epicteto, un recordatorio que estamos de pasada en este mundo, que por lo tanto nada nos pertenece para siempre y es una absurdo el acumular cosas en lugar de valores esenciales.

Wallander el detective, de la serie policiaca del cine, le preguntó alguien que pasaba si tenía cambio para sacar algo de la máquina, de cosas en venta, en el interior de un hospital. El otro le contestó: "Voy a estar muerto en tres semanas, ¿para qué necesito dinero?"
No para siempre en esta vida, sólo de pasada.

Pieza zapoteca que representa la vida y la muerte.
Museo Nacional de Antropología e Historia.
México.
(de la revista Antropología Mexicana,
Vol. IV,Num.20)

El humano en el cristianismo debe luchar por hacerse un lugar en el cielo, o de lo contario, le espera la barca de Caronte…

En el Purgatorio se vive una etapa de purificación en espera de ver la luz verde que le dará acceso al Cielo.

 Purificación es un término muy occidental, muy cristiano, por lo del pecado, que no cuadra con el pensamiento náhuatl. Recuerda a Virgilio y a  Dante cuando ascienden al Purgatorio qué es eso, como una estancia en la que lo impuro acaba por filtrarse para después seguir al Paraíso.


 Tlalocan, en Tepantitla.

Nótese la vírgula voz, hablan, juegan,
conviven.
Y, entre todos, revoloteando, la mariposa
solar, avatar de la divinidad.
 Divinidad en plural.

Foto de Armando Altamira G. 
En Teotihuacán sería transformación. Como hace la crisálida antes de emprender el vuelo como mariposa. Por eso el otro avatar de lo divino, que mora en las representaciones en Teotihuacán, en Tepantitla, es la mariposa solar.

Lo que tienen  que resolver los pre-dioses, en este segmento de la Calzada de los Muertos, es lo que dejaron de hacer en favor de los dioses cuando tenían vida biológica.

En la medida que  lastimaron a sus semejantes, y pervirtieron la obra de los dioses teotihuacanos, en esa medida ascenderán y descenderán, ascenderán y descenderá, ascenderán…

SCHOPENHAUER, LA NEGACIÓN DE VIVIR


 

Vivir sería, para este pensador, poseer setecientos pantalones para su uso particular, ochocientas camisas, doscientos automóviles, diez aviones para él, treinta transatlánticos, (mujeres, todas las que se pudiera con tal potencial económico…) y ser el número uno entre los tres hombres más ricos del mundo, según dicen  las revistas especializadas.

La negación de la voluntad de vivir, en cambio,  es retraerse, conscientemente, a las necesidades básicas para existir. O no salir de ellas en caso de poder hacerlo.

Jesús no tenía una almohada para recargar la cabeza cuando dormía. El Papa Francisco al ser electo, cabeza de mil millones de católicos, seguía llevando sus zapatos usados de siempre, según destacaron los paparazzo.

Y quinientos años antes de Jesús, y dos mil quinientos  años antes del Papa Francisco, Sócrates ya había observado: “la ciudad está llena de cosas que no necesito”."

"¿Por qué añadir más objetos a un mundo que no los necesita-respondió Manuel Borja-Villel en una entrevista que le hicieron respecto al arte y que salió publicada en El País 2/12/17,Pág.10, del Suplemento Cultural Babelia-En nuestros decorados, donde cualquier  cosa acaba siendo una mercancía. Napoleón es la marca de un coñac." 
 

Aquello es, en pocas palabras, lo que Schopenhauer quiere decir  con vivir, y con la negación de la voluntad de vivir, en el cuarto libro de su obra El mundo como voluntad y representación.

Y también es lo que más o menos mil pensadores, de primera línea, han bregado en sus escritos para referirse a la abundancia patológica y la sobriedad en el vivir: los sibaritas, los estoicos…

De los modernos, Santayana insiste en ese modo de ver las cosas. Cuestiona el término de “prosperidad”  que nos ha metido en la cabeza el liberalismo moderno, a cambio del (sacrificar) progreso, que es cultural, que por cierto nada tiene que ver con eso del “progresista”.

Este liberalismo moderno, insiste Santayana, que hace, con la celeridad y la exactitud de una moderna máquina, ciudadanos funcionales para el consumo.

Lo que vivimos es querer “subir” a la otra categoría social. De obrero a la clase  de la media de la sociedad, de esta a la clase dirigente  alta y de esta a la de revistas especializadas...

No es raro en nuestros días, que un obrero sindicalista  empiece  pegando  afiches en las calles  de la huelga de  fábrica en la que trabaja. Llegará a ser secretario general de su sindicato, diputado, luego   senador y de esta manera estará colocado ya en la tercera base para lanzarse corriendo a home.

Es legítimo aspirar a más pero, como dice el poeta: “lo malo, para la sociedad, es de los medios de los que se valió”.

Schopenhauer pone como paradigma de esta negación de la voluntad de vivir, así como queda dicho, al mismo Jesucristo y a los santos  y ascetas tanto del cristianismo como del budismo.

“la Gracia, la negación de la voluntad, la salvación, está simbolizada en el Dios hecho hombre, el cual, limpio de todo pecado, o sea de toda voluntad de vivir…”

Por el tener se puede perder  el alma (todo depende los medios para obtener de esa riqueza)y se pervierte a la sociedad. “Reparte tus riquezas  entre  los pobres y sígueme” le dijo Jesús al rico que quería ser uno de sus seguidores cercanos. No lo siguió.

 Schopenhauer habla también  de los extremos tanto del vivir como de la negación de la voluntad de vivir: ambos acaban en la nada.

Como las esculturas en hielo que algunos gustan  hacer en países tropicales... 

Sibaritas que reventaron en la molicie y ascetas que se les pasó la mano en el abstenerse.Esta es la última consideración de la obra de Schopenhauer a la que nos hemos  referido: todo acaba en la nada.

Al estilo de un escalador que, al abandonar la cumbre, efectúa un rappel, o descenso por cuerda, sin haber comprobado, oportunamente, si la cuerda llega a la base…

Y como no somos santos, ni ascetas, pero sí  inclinados a alejarnos de la “prosperidad” del liberalismo moderno, procuramos que la cuerda sea suficiente para no caer en la nada.

Si Schopenhauer fuera teólogo diría que con la muerte llegamos a otro modo de  vida.

Schopenhauer es filósofo y es perfectamente natural, y no hay porque alarmarse, que diga que con la muerte nos espera la nada.

Hasta que algún  filósofo  pruebe lo contrario, seguirá siendo la nada.

Con esto estamos de regreso de donde partimos porque, anota el mismo Schopenhauer, la nada es. No se trata de un vació, como comúnmente imaginamos, sino esa nada es una importante pieza en el ajedrez filosófico.

Una cosa es segura: esa nada, esa negación de la voluntad de vivir, está muy lejos del liberalismo moderno, fabricante de consumidores compulsivos.

SCHOPENHAUER
“Arthur Schopenhauer [  'ʔatʰu:ɐ 'ʃo:pnhaʊɐ (?•i)] (Danzig, 22 de febrero de 1788 — Fráncfort del Meno, Reino de Prusia, 21 de septiembre de 1860) fue un filósofo alemán. Su filosofía, concebida esencialmente como un «pensar hasta el final» la filosofía de Kant, es deudora de Platón y Spinoza, sirviendo además como puente con la filosofía oriental, en especial con el budismo, el taoísmo y el vedanta.”Wikipedia

EPICTETO Y SU INDIVIDUALIDAD


 

Individualismo, dentro de una sociedad, es lo que Epicteto considera a través de sus máximas.

Una nota propedéutica, para entender a Epicteto, es la consideración que hace de la muerte. La velamos para poder vivir ya que su recuerdo constante nos metería en un cuadro de tensión insoportable.

Pero, dice también  que, si no la perdiéramos de vista, veríamos que todo es tan efímero que nos cuidaríamos de situaciones y de acciones.

Construimos castillos como si fuéramos a vivir por lo menos mil años. Esto nos lleva a relacionarnos con los otros y exponer nuestra individualidad.

 Y no cabe lo de la heredad a los hijos. Grandes y graves conflictos vive la familia después de fallecido por haberse resistido a hacer testamento. ¡Quiso llevarse todo para la tumba pero no se pudo! Allá empezaba una vida donde ya no cabía lo fenomenológico…

En otras palabras, sea aferró a sus pertenencias, casa, mujer, hijos, fama, con la idea de los faraones de llevarse todo  para la otra vida. Y lo más que podemos llevarnos es la tierra que tenemos debajo de las uñas.

¿Individualismo extremo o universalismo exagerado? Sería solipsismo, egoísmo al máximo, que perjudicaría a la sociedad, ya sea cercana o lejana.

En este mundo globalizado si alguien fuma en México el humo de su cigarrillo va a llegar a China y luego lo tendremos de regreso en México.

Pero una convivencia  descuidada sería perjudicial para el individuo dado las costumbres relajadas que suelen proliferar en la sociedad.

Epicteto dice, en su obra Manual, de la costumbre de ir a los baños públicos que fueron famoso en Roma. Pero que, a juzgar por lo que dice este filósofo, se daban en estos lugares situaciones nada convenientes en muchos sentidos y el lector puede imaginar cosas.

El caso es que Epicteto fija su postura ante esta situación. Acude a los baños pero, al margen de lo que  ahí se dé, él va  a comportarse como él es y no seguirle el juego a los demás:

“No he venido aquí solamente para bañarme, sino también he venido con resolución de no hacer nada contra mi modo de vivir, el cual yo no observaría  si sufriese con algún pesar o desplacer las insolencias que aquí se cometen.”

Se necesitaría que la media de la sociedad poseyera una cultura de calidad para poder seleccionar sus preferencias, no  ser arrastrado por el criterio  fácil.

Los medios de información masiva, televisión y prensa, tienen programas para todo público, de calidad y de diversión. Y de diversión soez.

De tal manera que si se carece de vitaminas culturales, la diversión soez hará presa en un público mayoritario. Por lo mismo parecerá que esa diversión soez es lo “normal” de la cultura de tal país.

Sabemos que para que haya cultura debe haber una buena economía y no se sienta apremio de subsanar  las necesidades básicas.

En los países de la economía precarizada, por lo mismo, la tónica será de desnutrición cultural. En  otras palabras, ganar para comer ese día no deja tiempo para pensar. Pensar en cuestiones trascendentes.

Necesario insistir que en condiciones así la gente no tiene mucho tiempo de pensar más allá de lo inmediato que se presente en el día.

Pero tampoco los países de buena economía se avocan mucho a la cultura porque ahí la divisa es el tener y no, de manera prioritaria, el saber.

Epicteto habla de lo que después tomarán muchos filósofos y es que ya en su tiempo se tenía en alto grado lo que ahora algunos llaman consumismo:

“Si tienes amor a tu cuerpo y a tus bienes, estás perdido; ya eres esclavo. Ello es tu verdadera cadena, tu punto vulnerable.”

No es necesario culpar a los medios de lo que uno decide agarrar. Ellos hacen la oferta, bien intencionada, o manipulada, y uno sabe si la agarra o no. A eso se reduce todo.

Epicteto (55 a C-135) fue llevado a Roma como esclavo en tiempos de Nerón, que gozaba todavía de fortaleza económica. Pero tenía una plebe (esta palabra es muy usada por los historiadores cuando se refieren al pueblo romano del común) con costumbres relajadas que le sirvieron a Epicteto para observar al conducta humana propia, suya, y de los otros.

Nadie escribe con seguridad de lo que  no tiene a la vista.  Los novelistas construyen sus obras echando mano de los suyo, de lo que  ven en los otros y lo sazona con  la imaginación.

Schopenhauer observa que Dante fue muy preciso en cuanto refiere cosas del Infierno, porque tuvo como modelo, vivo  y cercano, la conducta  de los hombres. En cambio cuando llega a lo del Cielo ya no  tuvo parámetros  cercanos en que apoyarse  y le fue necesario   recurrir  a lo que dijeron los santos y las Escrituras.

La plebe romana, entonces, fue el modelo de Epicteto. Y que contrastada esa conducta con la de las clases de elite, no diferían mucho. Por lo que acabamos de señalar. La plebe buscaba comer y los jerarcas buscaban tener. Tener de todo y si medida, menos cultura.

Pocos de estos privilegiados por el poder, se dedicaron a saber, pensar y a escribir: Cicerón, Séneca, Marco Aurelio… Y casos extraordinarios, como el mismo Epicteto, que de ser esclavo y, se supone, hijo de esclavos, supo abrirse camino en el mundo de las ideas.

 Nadie es dueño de la inteligencia, pero del dinero sí,  lo que hace que la inteligencia no salga de su estado potencial.

De la misma manera, la filosofía no es propiedad de nadie, decimos nosotros, aunque de seguro ya alguien se nos adelantó en decir lo mismo. Y para filosofar, es decir vivir, pensar y escribir, se necesita cierta, o mucha, independencia. Aquí es donde se pone a prueba lo que dice Epicteto respecto a la individualidad o la universalidad.

Quedaría la esperanza del Estado, que propiciara el contexto adecuado para el pensar. Pero por lo general los políticos, de todo el mundo, están muy ocupados en tratar de cumplir lo imposible: lo que con tanta facilidad prometieron en tiempos de campaña electoral…Siete mil millones de humanos quieren comer no, prioritariamente, pensar.

Dibujo tomado del diario El País.
Contrasta Epicteto el individualismo con el universalismo. Lo torcido que podemos ser en lo individual y lo torcido que de seguro somos en lo general. Y ofrece sugerencias  para corregir el camino. En bien del individuo y en bien de los otros.

Desde luego  esas sugerencias más bien parecen imperativos categóricos. Esos imperativos categóricos no son exclusividad de Kant, sino que se usan hasta la presente del siglo veintiuno, y Jesús habló ya la mayor parte en imperativos categóricos, aunque estos estuvieran expresados en parábolas.

“No todos encajamos en este mundo” dijo River, el detective de la serie de cine. “En este mundo, eso, no alcanza. En este mundo, debes poder…asentir, sonreír, y beber una pinta y decir:¿Qué tal estuvo el día. En este mundo nadie puede ser diferente o extraño, o problemático, o te encerrarán.”

Esto es lo que espera al  individualismo.

EPICTEO
“Epícteto (en griego: Επίκτητος) (Hierápolis, 55 – Nicópolis, 135) fue un filósofo griego, de la escuela estoica, que vivió parte de su vida como esclavo en Roma. Hasta donde se sabe, no dejó obra escrita, pero de sus enseñanzas se conservan un Enchiridion (Ἐγχειρίδιον) o 'Manual', y en unos Discursos (Διατριβαί) editados por su discípulo Flavio Arriano.” WIKIPEDIA

PARA ENTENDER EL 12 DE DICIEMBRE DE MÉXICO


 



Cinco a ocho millones de personas llegan a la Basílica de Guadalupe, en México, el 12 de diciembre de cada año.

 

Nota publicada en Internet el 12 de diciembre a las 15:50 horas del 2017 (La  Gustavo A. Madero es una de las delegaciones políticas que forman el gobierno de la Ciudad de México, y es en la que se ubica la Basílica de Guadalupe)
“La  delegación Gustavo A. Madero   informó que en calma y sin incidentes mayores, continúa el arribo de peregrinos a la Basílica de Guadalupe, con una afluencia hasta el momento de seis millones 980 mil fieles.”
No sabemos si en la plaza de San Pedro, en Roma, o en el santuario de Lourdes, se dé esta situación. No es una competencia en cifras de peregrinos, es  un fenómeno socio religioso.

El 12 de diciembre es una apretadísima síntesis, dicho sea tautológicamente, de la historia de México. Mayormente del periodo colonial pero que se extiende hasta nuestros días del siglo veintiuno.
Coatlicue
Siete "cuentas" en el cuello.

Su conocimiento pormenorizado, y global, está en la lectura de cuatro obras: Historia general de las cosas de la Nueva España, de Fray Bernardino de Sahagún, Historia de la diosa Chicomecoatl (ver en este mismo blog: Para entender a la Coyohauqui), Historia de la conquista de México, de W, Prescott, y La visión de los vencidos, de Miguel León Portilla.

Museo Nacional de Antropología e Historia
Cd. de México.
Siete mazorcas de maíz en su
penacho.
El catolicismo no es una religión, es la religión, la gran religión, de la cultura occidental por su contenido espiritual y por el inmenso bagaje que lleva de la cultura de la Hélade: Platón, Plotino, Aristóteles, Santo Tomás de Aquino, San Alberto Magno…

La Biblia del católico no es un libro para ser recitado como un imperativo categórico del no-pensar, sino un texto al que llegan individuos que tienen un conocimiento de las ideas del mundo como San Agustín, Chesterton. F. Copleston...

Pero que, en el caso de México, por haber sido impuesta bajo el terror de la espada, tiene que ver mucho con  el aspecto moral.


Los indígenas no adoraban a los ídolos, como reza el dicho punitivo de los conquistadores. Adoraban a la divinidad en el avatar de los ídolos.
Coyolxauhqui
Siete muescas en el cuello, señal de decapitación.
Siete cuentas en la cinta del rostro.

Como ahora adoramos a la paloma y a la cruz. Ni la paloma ni la cruz son el Espíritu Santo ni Jesucristo, respectivamente, son lo modos que tenemos de evocarlos. Son sus avatares solamente.  El perro de San Juan Bosco, de los salesianos, podría ser otro avatar de la divinidad. La Biblia misma es un avatar, hojas de papel y con letras impresas, todo fenomenológico, mediante la cual  se evoca, se explica, el espíritu de amor que anima ese texto.

La leyenda que empezó con la conquista es en el sentido que los frailes fueron los protectores de los indígenas frente a los conquistadores.

Schopenhauer, en el tema de la moral, contempla que puede ser más grave la acción de los frailes que la de los soldados:
Chicomecoatl
Siete mazorcas de maíz en el penacho.

 “La injusticia por violencia no es tan deshonrosa para el que la comete como la injusticia por astucia, porque aquella demuestra  un poder físico que siempre impone a los hombres, mientras que la segunda, al acudir a medios indirectos, acusa debilidad y rebaja al hombre  física y moralmente.”

No se puede pensar estar postrado ante el Dios del amor y, cerca, Cortés con el cinturón en la mano para castigarlo si no lo hace.

Chicomecoatl

Museo Nacional de Antropología
e Historia. Cd. de México.
Siete mazorcas de maíz en su penacho. 
O Pedro de Alvarado amarrarlo en un poste para que lo devoren sus perros hambrientos si no se convierte al cristianismo, lo que se conoce históricamente como “el aperreamiento”.

Los valores esenciales del cristianismo nada tienen que ver con esto. Pero las determinaciones morales de justo y lo injusto de la conducta de los hombres quedan en evidencia.

Se da por hecho que para 1535, catorce años después de la conquista del coatepantli de los aztecas, se habían convertido al cristianismo nueve millones de indígenas.

El dato histórico es que para esa fecha ya sólo había medio millón de indígenas. Los quince millones que se supone que había  (no hay censo, sólo un estimado)  ya habían muerto, más que por la guerra, por  virus patógenos que trajeron los españoles para los que los indígenas no tenían defensas bilógicas. Los pueblos quedaban desolados y llenos de cadáveres.

Todavía para el primer tercio del siglo veinte  la “fiebre española” hacía grandes mortandades en México. En el norte del país llenaban carretones de cadáveres o moribundos que arrojaban a la fosa común.

Y ese medio millón de sobrevivientes, del siglo dieciséis, tenía encima la amenaza de un terrible infierno de lumbre, si no se convertían, y a los feroces perros de Alvarado.

Sobre esos parámetros nació el catolicismo  en México. Mismo que hasta la fecha del siglo veintiuno se reduce a tres visitas al templo en la vida del católico: bautismo,  casamiento y  muerte. No más.

Los católicos en México con un conocimiento amplio, de la religión y de su contexto  de la cultura occidental, y de la náhuatl, son, como dice el lugar común, contados con los dedos de una mano.

Para los aztecas no era absolutamente ningún problema el aceptar el cristianismo, dada su gran vocación ecuménica religiosa, que habían desarrollado construyendo un templo en México-Tenochtitlán, para los “dioses extranjeros” de las provincias  que iban conquistando por las armas.

Tenían claro  que los valores esenciales, fuera del espacio y del tiempo, se dan en todos los hombres y, cómo representar esos valores, era cosa de la circunstancia de cada pueblo.

Lo que los orillaría  a ser católicos de superficie, conscientes al principio e inconscientes después, fue la imposición del cristianismo de la que fueron objeto. Fue un monólogo imperativo del fraile, no una situación dialéctica en libertad.

¿Con quién se establecería ese intercambio dialectico de ideas filosóficas y religiosas si lo primero que hicieron los recién llegados, junto con los sus aliados indígenas, fue asesinar a los hombres que poseían la sabiduría indígena?

El pueblo lo que hizo,  para sobrevivir, fue fingir que aceptaba la nueva religión a la vez que guardaba en el fondo de su corazón la enseñanza de sus ancestros. De hecho para conocer este modo de ocultamiento, fue lo que  movió a Fray Bernardino de Sahagún a investigar y escribir su grandiosa obra "para conocer el modo de fingimiento de sus supersticiones y reciban la verdadera religión".

Es idéntico el celo cristiano, al de Fray Bernardino, siglo dieciséis, que en nuestros días del siglo veintiuno, desarrolla el padre Eduardo Chávez, en sus frecuentes programas de televisión cuando desglosa el fenómeno histórico guadalupano. Su ejemplar catolicismo lo ha llevado a estudiar el pensamiento náhuatl como pocos sacerdotes católicos contemporáneos se atreven. Muy amplios sus conocimientos del tema, casi microscópicos. Pero, al igual que Sahagún, nunca dirá que la mujer del Tepeyac existe en  los cielos por sí, como sí lo cree el pensamiento mexica. 

Irónicamente fue de esa manera, como los mexicanos de ahora conocemos mucho del autentico pensamiento de nuestros abuelos, por un fraile católico, extraordinario, Sahagún. "Para conocer las supersticiones de los indios", como ahora el padre Chávez, "para que no regresen a las supersticiones de los indios". Entrecomillado nuestro.

Su método  de trabajo, de Sahagún,que era informado por los pocos indígenas sabios que sobrevivieron, no deja lugar a dudas de su autenticidad. 

Catolicismo es una palabra altamente ecuménica que comprende unidad en la universalidad, y eso vale más que los diamantes,en situaciones de dialogo  en libertad. Pero cuando es impuesto por el filo de la espada se pierde todo sentido.

De este catolicismo de superficie, por demás magro en cuanto a contenidos culturales del pensamiento occidental y del náhuatl, es de lo que se alimentan los cristianismos sectarios. No se estudia la Biblia de Jerusalén, por ejemplo, y se pierden con facilidad cuando se les recitan cinco o diez versículos sacados de contexto bíblico.

Los partidos de izquierda también se alimentan de esta catolicidad, nada ortodoxa, que no puede distinguir la Declaración de Principios de las diferentes corrientes de pensamiento.

Guadalupe
En contra tesis están los cinco millones (y en ocasiones ocho millones, según reportan los medios en esas fechas) de católicos que de todas partes del país, y aun del extranjero, llegan a la Basílica de Guadalupe los días del 10 al 15 de diciembre.

La cifra final para este 12 de diciembre de 2017,fue de 7 millones 200 000 peregrinos.

La cifra es muy aproximada a la realidad porque no se trata de una estimación "a vuelo de pájaro". La imagen de la Virgen está colocada en la parte posterior(lado oeste) de la gran nave y a la vista de todos. La gente que quiere verla de cerca lo hace mediante una banda sin fin de unos cinco metros que saca al visitante en tal vez diez segundos, y esta banda tiene un contador de visitantes.



Como sea, se trata del   testimonio vivo que en el inconsciente colectivo del pueblo mexicano subyace la adoración a la diosa Chicomecoatl, que la historia de los siglos trasformó en Coatlicue-Coyolxauhqui-Tonantzin-Guadalupe.

El hilo que une a lo diferentes nombres de la diosa náhuatl,incluida la guadalupana, es el numero siete.(ver en este mismo blog "Para entender a la Coyolxauhqui")
 
 
Copia del lienzo original de la guadalupana en su Basílica
de México.
Nosotros hemos señalado, con rojo, para su fácil localización, las siete
señales en el cuello procedentes desde la remota versión de la  diosa
Chicomecoatl.
 

No se necesita ser tan perspicaz para ver que a la ciudad sagrada de Teotihuacán, particularmente a la pirámide del Sol, va igual cantidad de mexicanos, o más, a la semana, que a la Basílica de Guadalupe. Además de los miles de extranjeros.

También  muchos de estos mexicanos no saben, conscientemente, por qué van a Teotihuacán...

DR.GALI, CAMINAR

Sabemos que caminar es un modo natural pero ahora se camina poco, lo que es antinatural.

El Dr. Gali es una autoridad en la materia  y nos orienta en su libro Juventud eterna por medio del naturismo, de 1988.

¿Vive usted en el nivel diez? ¡Suba unos en el ascensor y otros caminando! ¿Va usted  de aquí a cinco kilómetros? ¡Maneje tres y camine dos!

¿Practica usted  escalada de salón? ¿ Hágalo tres veces y dos en la montaña, que le dé el aire!
del libro Técnica alpina
de Manuel Sánchez y Armando Altamira G.
Editado por la Universidad
Nacional Autónoma de
México,1978

¿Le parece que estos imperativos categóricos, dichos de la manera más fraterna, son exagerados?

¿Sí? ¿Le parecen exagerados? Entonces prepárese para abordar la barca de Caronte que lo llevará hasta el hospital más cercano de la Secretaría de Salubridad, o al más lujoso de los sanatorios.







Lejos de la práctica de
caminar, México en segundo lugar.
Grafica tomada de El País
11 de noviembre del 2017
 Porque el nerviosismo, ahora elegantemente señalado como estrés, el insomnio y su bien surtido “pastillero”, le amargarán la vida que le quede por delante, que según estadísticas, ya no será vida. Para los que no  hacemos caso, el Dr. Gali, nos dice:

“Para conciliar el sueño sin  dificultad y dormir a pierna suelta, vale más una caminata a paso vivo, durante el atardecer o a primera hora de la noche, que todos los medicamentos, barbitúricos, bebidas alcohólicas o programas de televisión que se vean para llamar al sueño.”

Frecuentar el erotismo con la mujer, el amor hacia los hijos, el mundo del arte, la lectura y la escritura y todo ese maravilloso universo de la cultura, cine, teatro, etc., todo los hemos abandonado por el “pastillero”.

La salud es primero, y hay que cuidarla, pues de otro modo saldremos antes de tiempo de este planeta, como decían los Presocráticos. Pero cuidarla, descuidándola, como señala el Dr.Gali, es una especie de hedonismo, de narcisismo.

¿Absorto en los conflictos que nos proyecta, y envuelven, la vida de la ciudad moderna, la cuestión laboral y la mugre que ensucia a la vida en sociedad o  metido de tiempo completo en la labor intelectual?

Está lo propio, que podemos trabajar en ello, y lo externo donde no podemos hacer nada. No está en nuestras manos. Sólo dejar que la bola ruede. Con frecuencia los fantasmas de la noche hacen ¿plop! cuando amanece.

75 años de vida al nacer de los mexicanos.
¿Cuántos en declive?
Diario El País.
 Lo insano es seguir morbosamente absorto. Por estar absorto Rafael Valentín O´Flaharty, personaje de Balzac, inmensamente rico, acabo miserablemente su vida a los veintisiete años de edad.

Para los desempleados, sin una moneda en el bolsillo, y para los inmensamente ricos, de Balzac, habla el Dr. Gali:

 “En lo que hace al sistema nervioso y a la mente está el hecho indudable de que a un hombre sano, pero atormentado por graves problemas o preocupaciones, le aprovecha más una caminata de varios kilómetros que todas las medicinas y psicologías que hay en el mundo. Se evitan la nervosidad y desasosiego mediante la practica regular e intensa del ejercicio físico. De él necesita la persona dedicada al trabajo intelectual para mantener despejada la mente.”

Así las cosas, nosotros decimos que el deporte, para conservar la salud, más que el deporte de competencia, es para viejitos, en particular  el alpinismo.

 En otras palabras, es que llegando a la mitad de nuestra vida, que en México es de 75 años de edad total, es el momento en el que somos sometidos a la más rigurosa auditoria biológica por la naturaleza misma.  ¡Y ahí  no hay sinodal que se venda y nos diga cosas bonitas!

Es la edad en que  todo estado psicofisico  empieza a venir a menos. El sedentarismo en el sillón, frente al televisión, más de la cuenta, es la mejor manera de salirse cuanto antes de este planeta. ¡Con eso cuentan los sistemas de pensiones! ¡Que viva el sedentarismo para que más pronto dejen de cobrar sus pensiones!

Por eso decimos que allá por los cincuenta años de edad, hay que agarra la mochila y caminar por las montañas. Y escalar. Sino los noventa, o más grados, como antes, dos o tres grados, y todo será ganancia para la salud.




Dr. Gali:  “Un hombre entrado en años contrajo, en el rigor del invierno, una gripe que lo obligó a recluirse en sus habitaciones por largo tiempo; a consecuencia de permanecer sentado se le hincharon las piernas, y se puso decaído y nervioso. Un análisis médico demostró que no estaba enfermo del corazón, como se suponía, sino adolecía sólo de pereza circulatoria y de pesadez, ni siquiera como consecuencia de su avanzada edad, sino de su inmovilidad física y falta de ejercicio. No se le prescribieron medicamentos, pero sí ejercicio físico una caminata diaria de dos a tres kilómetros; a los diez días había desaparecido al hinchazón de piernas, la gripe y todos los malestares que sentía, y con la practica del ejercicio vivió muchos años todavía, en completa salud y bien estar general.”

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Justificación de la página

La idea es escribir.

El individuo, el grupo y el alpinismo de un lugar no pueden trascender si no se escribe. El que escribe está rescatando las experiencias de la generación anterior a la suya y está rescatando a su propia generación. Si los aciertos y los errores se aprovechan con inteligencia se estará preparando el terreno para una generación mejor. Y sabido es que se aprende más de los errores que de los aciertos.

Personalmente conocí a excelentes escaladores que no escribieron una palabra, no trazaron un dibujo ni tampoco dejaron una fotografía de sus ascensiones. Con el resultado que los escaladores del presente no pudieron beneficiarse de su experiencia técnica ni filosófica. ¿Cómo hicieron para superar tal obstáculo de la montaña, o cómo fue qué cometieron tal error, o qué pensaban de la vida desde la perspectiva alpina? Nadie lo supo.

En los años sesentas apareció el libro Guía del escalador mexicano, de Tomás Velásquez. Nos pareció a los escaladores de entonces que se trataba del trabajo más limitado y lleno de faltas que pudiera imaginarse. Sucedió lo mismo con 28 Bajo Cero, de Luis Costa. Hasta que alguien de nosotros dijo: “Sólo hay una manera de demostrar su contenido erróneo y limitado: haciendo un libro mejor”.

Y cuando posteriormente fueron apareciendo nuestras publicaciones entendimos que Guía y 28 son libros valiosos que nos enseñaron cómo hacer una obra alpina diferente a la composición lírica. De alguna manera los de mi generación acabamos considerando a Velásquez y a Costa como alpinistas que nos trazaron el camino y nos alejaron de la interpretación patológica llena de subjetivismos.

Subí al Valle de Las Ventanas al finalizar el verano del 2008. Invitado, para hablar de escaladas, por Alfredo Revilla y Jaime Guerrero, integrantes del Comité Administrativo del albergue alpino Miguel Hidalgo. Se desarrollaba el “Ciclo de Conferencias de Escalada 2008”.

Para mi sorpresa se habían reunido escaladores de generaciones anteriores y posteriores a la mía. Tan feliz circunstancia me dio la pauta para alejarme de los relatos de montaña, con frecuencia llenos de egomanía. ¿Habían subido los escaladores, algunos procedentes de lejanas tierras, hasta aquel refugio en lo alto de la Sierra de Pachuca sólo para oír hablar de escalada a otro escalador?

Ocupé no más de quince minutos hablando de algunas escaladas. De inmediato pasé a hacer reflexiones, dirigidas a mí mismo, tales como: “¿Por qué los escaladores de más de cincuenta años de edad ya no van a las montañas?”,etc. Automáticamente, los ahí presentes, hicieron suya la conferencia y cinco horas después seguíamos intercambiando puntos de vista. Abandonar el monólogo y pasar a la discusión dialéctica siempre da resultados positivos para todos. Afuera la helada tormenta golpeaba los grandes ventanales del albergue pero en el interior debatíamos fraternal y apasionadamente.

Tuve la fortuna de encontrar a escaladores que varias décadas atrás habían sido mis maestros en la montaña, como el caso de Raúl Pérez, de Pachuca. Saludé a mi gran amigo Raúl Revilla. Encontré al veterano y gran montañista Eder Monroy. Durante cuarenta años escuché hablar de él como uno de los pioneros del montañismo hidalguense sin haber tenido la oportunidad de conocerlo. Tuve la fortuna de conocer también a Efrén Bonilla y a Alfredo Velázquez, a la sazón, éste último, presidente de la Federación Mexicana de Deportes de Montaña y Escalada, A. C. (FMDME). Ambos pertenecientes a generaciones de más acá, con proyectos para realizare en las lejanas montañas del extranjero como sólo los jóvenes lo pueden soñar y realizar. También conocí a Carlos Velázquez, hermano de Tomás Velázquez (fallecido unos 15 años atrás).

Después los perdí de vista a todos y no sé hasta donde han caminado con el propósito de escribir. Por mi parte ofrezco en esta página los trabajos que aun conservo. Mucho me hubiera gustado incluir aquí el libro Los mexicanos en la ruta de los polacos, que relata la expedición nuestra al filo noreste del Aconcagua en 1974. Se trata de la suma de tantas faltas, no técnicas, pero sí de conducta, que estoy seguro sería de mucha utilidad para los que en el futuro sean responsables de una expedición al extranjero. Pero mi último ejemplar lo presté a Mario Campos Borges y no me lo ha regresado.

Por fortuna al filo de la medianoche llegamos a dos conclusiones: (1) los montañistas dejan de ir a la montaña porque no hay retroalimentación mediante la práctica de leer y de escribir de alpinismo. De alpinismo de todo el mundo. (2) nos gusta escribir lo exitoso y callamos deliberadamente los errores. Con el tiempo todo mundo se aburre de leer relatos maquillados. Con el nefasto resultado que los libros no se venden y las editoriales deciden ya no publicar de alpinismo…

Al final me pareció que el resultado de la jornada había alcanzado el entusiasta compromiso de escribir, escribir y más escribir.

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