SAN AGUSTÍN, CIUDAD


 

Ciudadano. ¿Pero de cuál ciudad?

¿Jerusalén, Ciudad de Dios? ¿Babilonia, Ciudad del Diablo?

“Que cada uno se pregunte a sí mismo a quién ama y averiguará de cuál de esas dos ciudades es ciudadano”, dice san Agustín. (Confesiones)

Dos ciudades es una alegoría  para referirse al bien y al mal, que se “maneja” en filosofía y en teología.

 Pero también es una realidad material inmediata que tenemos en la fábrica, oficina, partido político, hogar, sindicato, club deportivo, etc.

Y aquí es donde es necesario proceder con seriedad para no enredar las cosas: Los hombres buenos y los hombres malos están en todas partes. No se dan en blanco y negro, los buenos por aquí y los malos por allá. Aun en las cárceles hay hombres buenos, inocentes del delito imputado, junto a los malos. Y en las iglesias hay ministros malos como los malos   de las cárceles.

No  de la manera en que  se vistan los hombres o a qué institución pertenezcan. Es cómo actuamos. Es lo que dice san Agustín: “Que cada uno se pregunte a sí mismo a quién ama y averiguará de cuál de esas dos ciudades es ciudadano.”

El paganismo, al menos hasta Cicerón, metía a las dos ciudades en una sola palabra: sabiduría (entonces a la sabiduría  no se le daba el carácter exclusivamente epistemológico).  “La cual-decía -según la definición de los antiguos, es la ciencia de las cosas divinas y humanas.”

Cicerón, senador romano, una autoridad en el ejercicio del poder, y conocedor de la pasta humana, hace referencia, en  su modo pagano, a esas dos ciudades (las llama virtud y vicio) a las que dos siglos más tarde se referiría san Agustín:

“Más si esta grandeza de ánimo (seguía diciendo Cicerón a sus esforzados romanos) que se muestra en los trabajos y peligros no está acompañada de la justicia, y sí se interesa por asuntos particulares en lugar de emplearse en servicio del bien común, no es virtud sino vicio.”(Los oficios, libro I, Cap. XIX).

La “declaración patrimonial”, que en el siglo veintiuno tanto se les exige a los políticos, se refiere a la vigencia de lo que decía Cicerón: “asuntos particulares”.

La figura del Purgatorio, que nos dice Dante, está habitada, temporalmente, de individuos que no pasaron la prueba de la pureza, ni siquiera la de templanza. Pero que no fueron irremisiblemente malos. Al modo de san Agustín.

El que conoce la biografía de san Agustín sabe, él mismo lo confiesa, que fue ciudadano de las dos ciudades. Con su ejemplar vida, el santo nos dice que es malo ser malo, pero más malo es quedarse como malo.


Fueron habitantes de las dos ciudades,
pero en algún tiempo, no físico, saldrán a la luz
Jesús mismo, en su avatar de pastor, se dedicó a buscar ovejas que se le habían salido de la Ciudad Celeste. No eran bestias sin razón. Eran ovejas muy valiosas.

Con más de 5 mil años de antigüedad la Babilonia histórica (más bien prehistórica) ni siquiera los arqueólogos apenas saben dónde quedaron las ruinas, se cree que un poco más al norte de Ur.

Formidables trabajos de exploración arqueológica de Academia se han emprendido por varios gobiernos de distintos países, en especial por Inglaterra y Estados Unidos     

Trabajos de exploración  arqueológica en Ur,
foto tomada de Internet.
(De Ur, doscientos kilómetros al sur de Babilonia, se tienen estos datos que deben darnos mucho acercamiento, en  costumbres y antigüedad, con la Babilonia que estamos considerando. 5  mil años, y un poco más, tiene de haberse fundado Ur, la ciudad formal más antigua que se conoce en aquella parte del Oriente Medio. A sus habitantes originales se les conoce como caldeos y súmeros o sumerios. Ur fue asiento de una de las grandes culturas(parece que la primera)  con tres mil años  antes del cristianismo.  

Mr. E. Taylor,  cónsul ingles en Basora, fue quien descubrió a Ur. Eso tuvo lugar en 1854. Las investigaciones de más alcance en ese entonces, como Woolley escribe en su valioso libro: Ur, La ciudad olvidada de los caldeos, se efectuaron entre 1922 y 1929.Los trabajo los  llevaron a cabo  la expedición patrocinada por los museos Británico y de la Universidad de Pennsylvania).

¡Ni siquiera se sabe todavía la composición geoquímica de los ladrillos de sus palacios, pues de Babilonia el tiempo no dejó “piedra sobre piedra”! Con ser la primera, antiquísima civilización, que conoció la humanidad en esa parte del planeta, ¿cómo asegurar que fueron malos, es decir, nada más malos, perversos?

Babilonia, junto con Ur, no debieron ser ajenos a los conceptos, o al menos intuiciones morales, del bien y del mal, lo sensible y lo esencial, la moral y lo pervertido. Ideas y prácticas que corren en todas las poblaciones del planeta y de todos los tiempos.

En realidad “Babilonia”  puede ser cualquier Estado del mundo, antes, ahora y siempre, cuando en él no hay justicia, cuando en él predominan los “asuntos particulares”.

De hecho somos ciudadanos del campo y de la ciudad. Va a depender  con cuál campus nos identifiquemos más, según nuestros actos, no según nuestras palabras o vestidos.

La idea de las dos ciudades las utilizó san Agustín para referirse, no a una área geográfica sino, al bien y al mal. “Es aquello que renuncia a la esencia y tiende a no-ser. El mal es, pues, una privación del recto orden en la voluntad creada.”

Esta privación del mal, como privación, la tomó san Agustín de Plotino y, agrega  Copleston :

“Los escolásticos tomaron en general esa doctrina de san Agustín, y a ella se adhirieron varios notables filósofos modernos, como Leibniz.”

El estereotipo histórico-religioso es que al Estado laico se le identifica con la Babilonia del Mal y a la Iglesia de Cristo con la Jerusalén Celestial.

Pero…

Vemos todos los días a presidentes, de Estado laicos del mundo, visitar el Vaticano, y algunos de ellos asistir a la celebración de la Santa Misa y comulgar.

También vemos al Papa Francisco, reunido con los obispos mexicanos, en la catedral metropolitana, en su visita pastoral al país, en la primavera del 2016.Conminandolos a que no aflojen las cuerdas morales, a que se vayan a las calles donde están los pobres, que no se anquilosen dentro de las paredes de sus templos, que denuncien a la autoridad civil a los sacerdotes pederastas…

Con sus dos mil años de  existencia, abierta al mundo, las que habrá pasado la Iglesia, en lo interno y en lo externo…Relatando la vida de Ricardo de San Víctor, con relación a su estancia de Ricardo, en la abadía de San Víctor,  Copleston nos dice que allá por el siglo doce:

“La abadía pasó durante aquellos años por un periodo difícil, porque el abad, un inglés llamado Ervisio, derrochó sus bienes  y arruinó su disciplina, comportándose de un modo tan independiente que el papa Alejandro III le llamó “otro Cesar”…Con dificultad ,el abad fue inducido a abandonar su cargo.”

Esos no-valores esenciales ya no son de la Iglesia y por eso el Papa mismo los  señala. No se exhibe a  la Iglesia de Cristo sino a lo que ya no es de ella.

Seguramente muchos católicos se escandalizarán con las palabras que siguen de Coplestón. No hay que olvidar que Frederick Coplestón es un sacerdote de la Compañía de Jesús (como el Papa Francisco) y autor de seguramente la más influyente y extensa Historia de la filosofía que se haya escrito en los veinte siglos de cristianismo:

“Así pues, aun cuando la Ciudad de Babilonia, en su sentido moral y espiritual, tiende a ser identificado con el Estado, particularmente con el Estado pagano, y la Ciudad de Jerusalén tiende a ser identificada con la Iglesia como organización visible, la identificación no es completa; no se puede concluir legítimamente que porque un hombre sea, por ejemplo, un personaje eclesiástico, sea necesariamente un ciudadano de la espiritual Ciudad de Jerusalén, porque, en lo que concierne a su condición espiritual y moral, puede pertenecer a la Ciudad de Babilonia. Además, si el Estado coincidiese  necesariamente con la Ciudad de Babilonia, ningún cristiano podría ocupar  legítimamente cargos  en el Estado, ni siquiera ser un ciudadano, y san Agustín distó mucho de suscribir semejante opinión.”(Óp. Cit. tomo II, capítulo VIII).

 
San Agustín

“Agustín, considerado el más grande entre Los Padres de la Iglesia y uno de los filósofos cristianos más importantes de todos los tiempos, nació en el año 354 en la ciudad de Tagaste, en la provincia romana de Numidia (hoy Argelia, en el norte de África). Su padre era pagano y su madre cristiana (santa Mónica).”

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

ORTEGA Y GASSET, REALIDAD AUTÉNTICA


 

Algunos escaladores ya no regresaron.

A otros nos fue negado acabar en el contexto que dicen los poetas y descendimos al valle donde hay muchas voces, demasiada prisa y casi todo está lleno de virtualidades que parecen realidades. Y crueldades que están lejos de ser virtualidades.

No tuvimos otra que seguir viviendo con nuestro particular  yo. O, como dice una película norteamericana, con mi yo y mi otros yos. Los cercanos, los lejanos. Y los yos remotos  que ya no existen pero que están grabados en la memoria.

Por la calzada México-Tacuba, lado norte de la Alameda Central, van miles de personas celebrando los 400 años del nacimiento de Shakespeare. Por avenida Juárez, lado sur de la misma Alameda, desfilan al mismo tiempo otros miles de individuos que festejan,  con pancartas, los 400 años del nacimiento de Miguel  de Cervantes  Saavedra. Estos remotísimas autores están indelebles y más frescos y cercanos que algunos de mis compañeros que vivimos en la misma ciudad.

“Conmovedor -dice un espectador que, parado en la esquina de Balderas, ve la interminable columna-. Conmovedor que en un país en el que se leen tres libros de cultura al año, como promedio, según cifras oficiales, tantos conozcan a Cervantes y a Shakespeare…

Como sea, mi yo tiene conciencia de su soledad, de su particularidad, porque hay otros yos, que están en su yo, pero, más o menos, también en mi yo. 

Esa “realidad radical”, como le llama Ortega, que “significa estricta y exclusivamente, la de cada cual, es decir, siempre y sólo la mía, cada uno con su mundo.”

Esos mundos están unos más cerca de mí y otros gradualmente retirados como, pone ejemplo Ortega, las quemadas de primer grado, segundo y tercero.

En mi vida, entonces, hay una realidad de muchas vidas. Unas contrastadas y otras desdibujadas. Como los vecinos de la calle donde vivo y que saludo de paso desde hace treinta años pero que no sé siquiera cómo se llaman.

Dibujo tomado del libro

La psiquiatría en la vida diaria

de Fritz Redlich, 1968
No llega a la media docena los compañeros más cercanos con los que me ato a la cuerda para emprender la escalada, o vagabundear por los altos bosques, entre rocas, valles y cañadas. Vamos por la  misma ruta y vamos hacia la misma cumbre pero, cada quien va por una ruta distinta y hacia una cumbre distinta…

Hasta las personas y situaciones de la televisión tan virtuales y de dimensión, de no más de un milímetro, desaparecerán cuando apague la imagen. El equipo de futbol que nunca veré personalmente, que sigo todos los domingos, y que es de un continente que tampoco jamás  veré.

Todo eso me hace caer en la cuenta que: “a la realidad radical que es mi vida pertenece contener dentro de sí muchas realidades de segundo orden o presuntas, lo cual abre a mi vida  un campo enorme de realidades distintas de ella misma.”

¿No está, acaso, el espacio cósmico en nosotros mismos?- Novalis

Vivo en la interpretación que del mundo hacen los medios de información masiva. De la ciencia con sus verdades de última hora y que mañana serán obsoletas, por haberse  superado, o avanzado y vendrán otras verdades. De la siempre optimista, marcadamente optimista, retórica de los políticos que utilizan hasta el último día en que felizmente, ¡por fin”, llegué el relevo.

Parece que vivimos pero en realidad no vivimos:

 “No vivimos efectivamente nuestro auténtico vivir.” (José Ortega y Gasset, El hombre y la gente)

Estamos en el mundo que otros han inventado para nosotros. Le llaman los filósofos “eclecticismo disolvente” a ese modo de vivir en sociedad, o “eclecticismo abandonado a fuerzas diversas”, los sociólogos, al no contar con un punto de apoyo propio, original.

Es la idea  que Ortega propone en esta nota. Reencontrarse. ¡Pero eso sólo lejos de la boruca es posible!

El mundo moderno es el de la información. Pero lo que tenemos es sobreinformación que disuelve la cordura y nos hace refugiarnos en los paraísos artificiales o en las patologías que recuerdan al Alzheimer o en metas inalcanzables como enamorarme de Marilyn Monroe (si pudiera alcanzarla inventaría otra más inalcanzable como ir pedaleando en bicicleta de la Tierra  a la Luna)

Una de las pruebas que en su vida tuvo que señalar Omar Kayam fue la que se conoce como “las dos puertas”. Detrás de una de ellas estaba la joya del sultán. Si fallaba, moría. En la de la derecha, dijo,  acertó y siguió viviendo.

A eso se refiere Ortega. Cada uno de nosotros tiene enfrente dos puertas. En una está la soledad terapéutica y en otra la soledad patológica:

“En la soledad el hombre es su verdad. En la realidad autentica del humano va incluido el deber de la frecuente retirada al fondo solitario de sí mismo.”

Ortega
“José Ortega y Gasset (Madrid, 9 de mayo de 1883 – ibídem, 18 de octubre de 1955) fue un filósofo y ensayista español, exponente principal de la teoría del perspectivismo y de la razón vital (raciovitalismo) e histórica, situado en el movimiento del Novecentismo.”WIKIPEDIA

 

F.COPLESTON, “TIROLESA” DIOS – HOMBRE


 

Comprender al matemático que está desarrollando su idea frente al auditorio,  en la sala del Congreso de Matemáticas, sólo puede ser comprendido, o entendido, por otro matemático.

Para comprender a Dios tendría que ser Dios.

“Sólo lo semejante puede alcanzar a su semejante” (Copleston).Pero como el humano cree firmemente que tiene algo, o mucho de la divinidad, le ha dado por buscar…

No se desanima al  constatar que Dios está por allá, en la metafórica y remota lejanía, fuera del tiempo y el espacio, y él, el humano, en los confines de sus montañas, valles y desiertos, con su día de apenas veinticuatro horas.

Además no tiene mucho tiempo de pensar en las mencionadas cosas pues está afanado en trabajar para comer ese día.

¿Cómo puede haber acercamiento o conocimiento?

La idea del Padre, creador del universo, del hombre y de todas las cosas, está ahí, resolviéndolo todo para que ahora la creatura cumpla la palabra divina que lo llevaría a la felicidad.

 ¿La felicidad? No es otro el fin más que la pura felicidad. Es todo. Lo demás  es puro periodismo o, como se dice, puro opinar según su capacidad o según su interés.

Ahora el asunto está en cómo resolver esa distancia entre Dios y el humano. El Dios de la cultura occidental.

 Otras culturas tiene su Dios, como los huicholes de México. Dios Venado exclusivo  del pueblo huichol y el pueblo huichol exclusivo del Dios Venado. Los no huicholes nada tienen que hacer ahí. Si se acercan al peyote no es que estén equivocados, sólo que pierden el tiempo y se destrozarán los riñones, pero es seguro que no verán al Dios Venado. ¡No son huicholes!

¿Cómo instalar  la “tirolesa” para hacer contacto con el “Dios occidental”?

No será mediante el deux es machina, o la varita mágica, que todo lo sabe. Eso tal vez quepa en el  terreno de la teología. ¿Pero, desde la filosofía, pegados al suelo, con  el impedimento de un escalador que actúa con toda su humanidad bajo el peso de la gravedad atmosférica?

  Como el Principito que no podía volver a las estrellas porque el cuerpo le pesaba. Como Sócrates que no podía ir a la mítica Ptia en tanto no se librara de su cuerpo mortal…

Se han intentado varios modos de acercarse a Dios. Hay el éxtasis de los místicos, pero no es común. La otra manera es mediante la intuición (aprehensión inmediata por el instinto más inteligencia).

La tercera es la que se venía especulando desde el platonismo, el pitagorismo y que cobraría más fuerza con Plotino dentro del neoplatonismo todavía pagano.

 Ese paganismo de Platón que de alguna manera hizo luz en San Agustín, y Aristóteles en  Santo Tomás de Aquino: En el remoto paganismo filosófico griego  tuvo lugar: “la concepción de unos seres intermedios-escribe Copleston-concepción requerida para echar un puente entre Dios y el cosmos material.” Se refiere a las almas.


alma, entre el cielo y la tierra
del paganismo y también  del cristianismo
La otra manera de acercarse a Dios sería  más tarde por medio del cristianismo. Esto implica un largo rodeo en la historia.

Con la Grecia hegemónica, militarmente, y sus filósofos del pensamiento helenístico, elucubrando en la dualidad vital y material, se fue extendiendo como se extiende la ideología de toda primera potencia en turno.

Fue en Alejandría donde la influencia filosófica griega se dejó sentir: “Fue especialmente en Alejandría donde se hizo notar más el influjo de la especulación griega sobre el espíritu hebreo, aunque algunos vestigios de tal influencia son también perceptibles en la misma Palestina, como en las enseñanzas de la secta de lo esenios (mencionada por primera vez por Flavio Josefo cuando describe la época de Jonatán el Asmoneo, hacia el 160, a J.C.) que acusan rasgos órfico-pitagóricos. Por ejemplo, los esenios  afirmaban un claro dualismo del alma y el cuerpo, doctrina a la que asociaban la creencia, no sólo en que el alma sobreviviría tras la muerte, sino también en que existía ya antes del nacimiento. Los sacrificios cruentos  y la consumición de carne  y de vino vedábanlos rigurosamente, y daban gran importancia a la creencia en ángeles  o seres intermedios.” (F. Copleston, Historia de la filosofía, Vol.1, Cap. XLIV)

Moralmente escandaloso era el pensamiento del helenismo para los judíos ortodoxos educados en el Antiguo Testamento. Presentaron una férrea oposición a la actitud ecléctica de los judíos de la secta de los esenios (con el Pentateuco se adhirieron firmemente a la tradición de sus padres) que  consideraban las tendencias órfico-platónico-pitagóricas.

La historia de la filosofía griega, desde los presocráticos, cinco siglos a d J.C. hasta el neoplatonismo, cuatro siglo d. J.C., pasando por Sócrates, Platón, Aristóteles,  y al final Plotino, araron la tierra yerma, buscando ese “puente- tirolesa” que los acercará a Dios. Unas veces lo llamaban Razón, Primer Motor Estático, otras Demiurgo, o Nous, etc.

Piénsese en la filosofía griega como una especie de cursos propedéuticos para entender  lo que vendrá después.

Araron hasta  hacer la tierra  fértil, con el cultivo de la Razón y el Ser. Luego de innumerables enfrentamientos materiales e intelectuales, del paganismo contra el cristianismo y viceversa, que proliferaron durante siglos, sólo ese grupo pequeño del judaísmo mostró la disposición dialéctica con la filosofía de los grandes pensadores griegos.

“La lógica y la ciencia eran sin duda campos  en los que el paganismo y el cristianismo podían hallar más de un terreno común. Esta creciente asociación de la Escuela con el cristianismo hizo posible la continuidad del pensamiento helénico en Constantinopla.”

Ya desde nuestro siglo Copleston escribe: “ Cuando al considerar retrospectivamente la filosofía de Grecia, y del mundo romano, vemos su ingenio despertar en la riveras del Asia Menor y percibimos la fuerza  y la penetración de un Heráclito y un Parménides en lucha contra la obstaculizaste pobreza del lenguaje filosófico, cuando seguimos el desarrollo de las dos filosofías más grandes que ha conocido el mundo, las de Platón y Aristóteles, cuando caemos en la cuenta  del influjo ejercido por la escuela estoica  y constatamos la evolución del último esfuerzo creador del pensamiento antiguo, el sistema del neoplatonismo plutoniano, no podemos menos de reconocer que tenemos ante nosotros uno de los logros supremos de la raza humana.”

Para evitar interpretaciones patológicas, Copleston aclara. “No fue, desde luego, el cristianismo un resultado de la filosofía antigua, como tampoco es un sistema filosófico, pues es una religión revelada…cuando los cristianos comenzaron a filosofar hallaron a mano ricos materiales, todo una acervo de instrumentos dialecticos, de conceptos y términos metafísicos, y a quienes creen que la divina Providencia actúa en la historia  les costaría bastante admitir  que esta acumulación de materiales y su elaboración a lo largo de siglos fuesen simplemente caprichos del azar.

Copleston, empero,  advierte que, sea como haya sido, ni cristianismo ni filosofía sirve para esta  vida, ni para la otra, si sólo se les considera desde el academicismo. ¿De qué serviría eso de quién fue primero si el huevo o la gallina?:

 "Pero la filosofía no  solamente fue una preparación para el cristianismo; es también una ayuda para la comprensión del cristianismo. En realidad, la persona que se limita a creer  y no hace esfuerzo alguno por entender es como un niño en comparación con un hombre; la fe ciega, la aceptación pasiva, no constituye un ideal, aunque la ciencia, la especulación, el razonamiento, no pueden ser verdaderos si no armonizan con la revelación."

 
Copleston

“Frederick Charles Copleston S.J., (10 de abril, 1907, Taunton, Somerset, Inglaterra – 3 de febrero, 1994, Londres, Inglaterra) fue un sacerdote de la Compañía de Jesús y un escritor de filosofía. Copleston se convirtió al catolicismo romano mientras asistía al Marlborough College. Fue el autor de la influyente obra Historia de la filosofía, publicada en once volúmenes. Es conocido además por el debate que sostuvo con el famoso pensador inglés Bertrand Russell, transmitido en 1948 por la BBC. El debate se centró en la existencia de Dios. El año siguiente debatió con A. J. Ayer sobre el positivismo lógico y la significación del lenguaje religioso.”

 

 

 

 

 

 

 

GRAHAM GREENE, LA PELÍCULA, cuento


 

Soy lo que veo.

Hay una alta probabilidad de ello, aunque no es un determinismo:

Siempre seré básicamente como soy. Pero también cuento con potencialidades adyacentes, vamos a nombrarlas así, para ser como no soy.  Un santo, un sicario, un agnóstico, un glotón, un deportista, un político…

“Si el hombre puede tener recta intención, también puede tenerla torcida  y mala.”(F. Copleston, Historia de la filosofía, tomo 1, capítulo XXXVI)

Hay varias maneras de definir la existencia humana. Pensando, según Descartes. Comiendo, lo descubrió Epicuro. Leyendo, sentenció Emerson. Por sus obras, dijo Jesús. Vistiendo, según la mercadotecnia: ¿dime cómo vistes y te diré quién eres?¿Qué teléfono móvil celular traes y te diré cuál es tu estatus. Sade catalogaba al hombre según la cantidad de mujeres que se tiraba. Te diré quién eres cuando lea lo que escribes. ¿Escalas en los cuatro mil?, ¿escalas en el gimnasio de la ciudad? Eres como hablas…

Vemos una película erótica y  la glándula tiroides empieza a regula el metabolismo, produce proteínas, regula la sensibilidad del cuerpo y se alborotan las  hormonas.

Una película de tema místico y nos sentimos trasportados al  universo de los  valores esenciales.

Una de comida y las glándulas salivales empiezan a funcionar. Escucho un programa sobre el cáncer y me parece que yo también lo tengo. La película Rocky y me da por ser boxeador…

Desde un millón de años atrás la teoría creacionista me diseñó tal como soy. O, desde entonces, la evolución genética me fue haciendo así.

Hay de donde escoger. Las Ideas espirituales  de Platón o los átomos materialistas de Demócrito:

Jean Wahl escribe a este  respecto de los valores utilitaristas y los valores vitales:

 “Jaspers ha llamado la atención sobre el hecho, y percibido por Kierkegaard y Nietzsche, de que la existencia es elección. Pero esta elección está determinada por el dato de que soy yo…Se ha discutido mucho la relatividad de los valores y sus cambios en el tiempo y en el espacio. Pero en realidad hay algunos valores que permanecen relativamente estables, porque hay características estables y comunes de la naturaleza humana y también porque el valor tiene  una forma, una especie de estructura, perfectamente visible, por ejemplo, en la forma del deber que toma el valor moral.”(El camino del filósofo)

No es determinismo, o mecanismo biológico, porque soy como soy y  mi voluntad de decisión me hace inclinar la actitud para un lado o para el otro.

“El dominio de las pasiones”, dice Séneca.
Dibujo tomado del libro
La psiquiatría en la vida diaria
de Fritz Redlich,1968
 

Y este es el asunto del cuento, La película, de Greene.

Un matrimonio ya viejo, pero unido, que de vez en cuando se dan sus “toques” de opio. El hombre la observa, ya despojada de todo romanticismo, y la compara como a una grulla con sus largas piernas a punto de dar el picotazo a algún pez. Y su piel arrugada  de la garganta le recuerdan los guajolotes (pavos) que se comen en Noche Buena. Todo atractivo está completamente frío. Mejor dicho, congelado.

Para distraerse ella le recuerda el opio. Allá era fácil, le dice él, pero aquí es arriesgado. Mejor vamos a ver una película.

Pero es una de esa película que no se exhiben en las salas del cinematógrafo. Empero, él sabe cómo conectarse y no tardan en conseguir un “guía”. De esos que hablan al oído al ofrecer su “mercancía” o en silencio te entregan una tarjetita.

 Los conduce por tortuosos callejones y casuchas. Cuándo  entran a una estancia desastrosa, y mal iluminada, los instalan y empieza la proyección. Al principio ella se siente incómoda pero él le dice que ya que están ahí, hay que verla completa.

Luego ella se interesa en el galán de la película erótica. Le parece que…sí, es su marido. Eso fue hace muchos años, le dice él cuando abandonan del lugar. Esa muchacha tenía necesidad económica y de esa manera le hicieron ganar algún dinero. No la volvimos a ver, dijo.

En su casa él fue al baño. De regreso a la sala escuchó a su mujer que le hablaba con un tono como hacía mucho tiempo no lo hacía:

“Había olvidado lo guapo que te veías.”

Hacía treinta años de eso y sólo acertó a decir:

-Lo siento, uno cambia.

-Quiero decir que me gustas tal como eres.

Luego:

“Fue seca, ardiente, implacable en su deseo. “Más” decía,” más “y luego gritó como un pájaro enojado y herido.

Más tarde ella dijo:

-Hacía años que eso no sucedía.

G. Greene

“Henry Graham Greene (Berkhamsted, Hertfordshire, 2 de octubre de 1904 – Vevey, Suiza, 3 de abril de 1991) fue un escritor, guionista y crítico británico, cuya obra explora la confusión del hombre moderno y trata asuntos política o moralmente ambiguos en un trasfondo contemporáneo. Fue galardonado con la Orden de Mérito del Reino Unido.”WIKIPEDIA

J. WAHL, SENTIDO DEL MUNDO


 

¿Mundo irracional y sin fe?

Con mi actitud puedo darle sentido al mundo.

 Sobre las teorías catastróficas tanto religiosas (el fin del mundo) como las científicas (el sol dejará de calentar), sobre los siempre presentes estados de ánimo deprimentes (al grado que hay clínicas para tratar lo de la baja estima), sobre los grados IMECAS, Indicador del Grado de Contaminación de la Atmósfera, que con frecuencia rebasa la cifra tope estipulada en la grandes ciudades, y contamina la vida de provincia.

Jean Wahl, es el filósofo marsellés moderno, y contemporáneo, apenas del siglo pasado. Moderno porque aporta elementos originales para la realización feliz del humano. Escribe lo siguiente:

“…incluso si el mundo no tiene sentido alguno, como creía Nietzsche, podemos darle uno con nuestros propios actos, lo que le es un goce al que es bastante fuerte para sostener la mirada de este mundo irracional.”

Para eso tenemos los dos inmensurables tesoros que son la Razón y la Fe. Y nadie dice que todos debemos pensar igual, lo cual, por otra parte, sería una patología.

Tampoco nadie dijo que la vida sería fácil. Está llena de obstáculos. Lo cual puede ser un atractivo reto si se le ve con ojos de alpinista.

La filosofía alpina es de ir resolviendo problemas en tanto se sube o se baja la montaña. Hay más de fondo en esto que parece sencillo. Cada paso que se da en la montaña es una confirmación de fe, de existencia y de resistencia física (aparte que se eliminan   toxinas  y queman calorías).

Es observar la existencia por la resistencia. Como el cable, según la ley de Om de los electricistas, tiene aplicación en la medida que resiste el paso del fluido de electrones. Como el ateo, informado, que encuentra y vive su existencia en la medida que resiste penetre en él la idea de Dios. Como el alpinista encuentra resistencia de la montaña a cada paso que da:

“…la existencia es por una parte lo que resiste, y, por otra, el esfuerzo que ejercitamos sobre lo que resiste.”(J. Wahl. El camino del filósofo).

Subir una montaña no es treparse en la escalera eléctrica (como la del metro o de la tienda de autoservicio) y que me lleve de la mano  seguro y sin esfuerzo de mi parte.


Dibujo tomado del libro Técnica Alpina,
editado por la Universidad Nacional Autónoma de México,1978
de Manuel Sánchez y Armando Altamira
No hay vocación masoquista cuando se dice que la vida es de retos. Sin esos retos moriríamos de tedio, de sobrepeso y en manos de los paraísos artificiales.

Al niño azteca se le decía al nacer, pero  recién salido del vientre y cuando todavía ni siquiera  se le cortaba el cordón umbilical, a modo de que tuviera idea  a dónde había llegado para que prepara su ánimo en ser esforzado. Podemos imaginar al niño todavía sin lavar y pendiendo de los brazos de la partera escuchando la primera indicación de su vida:

“Te ha enviado acá nuestro padre humanísimo, que está en todo lugar, criador y hacedor; has venido a este mundo donde nuestros parientes viven en trabajos y fatigas, donde hay calor destemplado y fríos y aires, donde no hay placer ni contento, que es un lugar de trabajos y fatigas y necesidades.” (Fray Bernardino de Sahagún, Historia General de las cosas de la Nueva España, libro sexto, capítulo XXX).

 Este niño había nacido en una etnia hegemónica, lo que ahora sería “país de punta” o de “primer mundo” y cubría, a pie, el equivalente a media Europa. De ahí el discurso tendiente a prevenir que ese individuo, hombre o mujer, rodeado de comodidades materiales y herederos de la gran cultura milenaria olmeca-cuicuilca, se creyera el consentido de los dioses y resultara sólo un lamentable blandengue.

Para  conseguir el progreso moral Epicteto de Hierápolis, romano, (50-138 d J.C.) recomendaba: "Ejercitarse el hombre para la acción, para que cumpla su deber, para que se porte como verdadero hijo, padre, ciudadano, etc."

Luego  Wahl  nos dirá que este mundo no es irracional. Al menos no lo es del todo.

Bajar a la cancha, y ponerse a jugar, es mejor que estar sentado en la gradas del estadio como espectador. De esta manera se tendrá una población en el sano ejercicio del hacer, no  en el pernicioso del sólo  ver.

Esto lo escribió Will Durant desde 1929  en Filosofía, cultura y vida (para el año siguiente ya se había publicado la tercera edición de la obra).

El capítulo se titula “Nuestra utopía”. De varias utopías que se dicen en esa parte del libro de Durant, los miembros del Comité de Reconstrucción proponen  cómo debe funcionar el gobierno, a manera que su pueblo goce de salud corporal y mental mediante el ejercicio físico y cultural.

De caso contrario, es decir, de no hacerlo, aparecerán las telarañas por todos los rincones de la casa y un día  las arañas saldrán de su escondite…

Es sólo una utopía, al estilo de como hizo Platón en su República, cuando alguien le preguntó qué  modo de llevar las cosas recomendaría para el caso de fundar una ciudad.

La idea de Durant es dejar de ser espectador para pasar a ser actor. Hacerse actor.

 La realización de su potencial vital, mediante su razón práctica, Glenn Ford lo dijo a su manera en la película El vaquero: “Un hombre no es hombre hasta que es un vaquero”.

Como oír en la hora de tomar una taza de café que alguien lee La guerra y la paz, de Tolstoi, en lugar de ponerse a leer el libro directamente.

“Los libros, bien utilizados, son la mejor de las cosas; abusando de ellos, son lo peor.” Lo dijo Emerson en un discurso pronunciado, el 31 de agosto de 1837 ante la Sociedad PHI Beta Kappa, en Cambridge.

Como ver cómodamente, desde el sillón de la sala de nuestra casa, una película de alpinismo, en lugar de agarrar la mochila y en la realidad empezar a escalar la montaña.

El asunto de fondo es que como espectador todo queda en potencia, y no se echa a andar para realizar la idea. No se pasa de la ensoñación, de la bella fantasía, a la realización. ”A la realidad de la realización”.

En el pensar todo es perfección, como me porto con mi novia. El hacer, en cambio, es, como en el matrimonio, todo lo humano real.

En la utópica asamblea del Comité de Reconstrucción, Durant, por medio de uno de los personajes, propone: “Recomendamos que sea condenada,  publica y constantemente la asistencia pasiva a los juegos deportivos y que se den a todos los ciudadanos facilidades para que participen en ellos.”

Durant no propone medidas punitivas contra la libertad de la gente ni en contra los intereses de los empresarios, sólo busca la medida terapéutica del asunto.

Por su parte Aristóteles (para que se vea desde cuando viene esta necesidad para el individuo y para el Estado) en su libro De ánima, ofrece una visión dialéctica que “puentea” alma con cuerpo, como un fin a lo que lo material espira:

“El cuerpo debe ser la materia para el alma, mientras que ésta es como la forma  o el acto con respecto al cuerpo. De aquí que Aristóteles, al definir el alma, hable de ella como la entelequia o el acto, la actualización, del cuerpo que posee la vida en potencia…no se refiere a algo que haya sido desposeído de alma  sino al que la posee. El alma es, pues, la realización del cuerpo, su actualización, y es inseparable de él.” (Copleston, Historia de la filosofía, tomo 1, capítulo XXX).

La posición dialéctica la señala Wahl cuando dice: “Pero como el mundo no es completamente irracional, puede el individuo sacar de él una razón y darle una razón de ser, todo a la vez.”

J.WAHL
 Jean Wahl nació en Marsella, en  1888. Falleció en París en 1974. Filósofo francés. Tras ejercer como profesor en EE UU, regresó a Francia (1945) para enseñar en la Sorbona y fundó el Colegio Filosófico de París. Es recordado, sobre todo, por su estudio sobre La desdicha de la conciencia en la filosofía de Hegel (1929). Otras obras a destacar son, entre otros títulos, Filosofías   pluralistas de Inglaterra y América (1920), Hacia lo concreto (1932) e Introducción a la filosofía (1948).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

PASCAL, PENSAR


 

Pensamos y más pensamos. Dejar de pensar nos fastidiaríamos, en todos sentidos. En “sano juicio” tampoco podríamos dejar de pensar, aunque quisiéramos.

¿En qué pensamos?

Comemos y dormimos. Son dos necesidades apremiantes. Porque con estas dos incesantes satisfacciones renovamos todo para volver a empezar.

Otras dos necesidades son el hambre  espiritual y el hambre de justicia. Y esto es lo que ha ocupado a los filósofos en una tarea que lleva siglos:

 “Uno no se fastidia de comer y dormir todos los días, porque el hambre y el sueño renacen; sin esto se fastidiaría. Así, sin el hambre de las cosas espirituales se siente el fastidio. Hambre de justicia: octava bienaventuranza.” (Blaise Pascal, Pensamientos, capítulo II)

En “sano juicio” no hay humano ( o como decían los filósofos: un bípedo implume que razone), que deje de pensar. Ya hemos pensado en el espacio, en el tiempo, en el vacío, en los átomos que chocan, en el ser y en el no-ser, en el amor y en el desamor, en el dolor y en el placer, en el mal y en el bien, en la caída y en el volver a levantarse, en la belleza y en la otra parte del molde, en que acá apenas nos alcanzan quinientos euros al día para comer y que allá vive una familia numerosa con  un dólar, pensamos en la evolución, en la creación, en las pinturas prehistóricas  de Altamira y en las de Baja California, en que somos apenas  un punto en el universo pero que también hemos abarcado este y todos los universos, en lo malagradecido de Aristóteles para con su maestro Platón, en los corajes que Schopenhauer hacía con Hegel, en lo real, en lo virtual, en La Cuádruple Raíz del Principio de Razón Suficiente,  hasta hemos descubierto que existimos porque pensamos y en ocasiones, como hacían los poetas aztecas, creemos que sólo soñamos “acá”, pero que estamos “allá”, en el grupo de  meteoritos que viene hacia nosotros desde antes que este planeta Tierra existiera, pero no para destruirnos sino para traernos, para seguir trayéndonos, más agua porque el hielo en los glaciares ya
El agua ya no baja  entre los lahares.
4,200 m.s.n.m., flanco oeste del Pico de Orizaba,México.
 
no descienden hasta las línea de fusión y el agua  no escurre a los valles, pensamos también que Bukowski escribe poemas en tanto sigue repartiendo, a pie, sus cartas a domicilio, pensamos en la antiquísima ciudad Ur de los caldeos y su “diluvio universal”, en las puntas clovis de Norteamérica, que los continentes se estiran o se encogen, en que las islas viajan del Pacífico al Atlántico, en que el caos es lo habitual en la vida y lo “normal” un milagro…

Tomado del diario El País, de España
En todo eso y más hemos pensado. Y nos vemos impelidos a seguir pensando. Algo o alguien nos lleva  a seguir pensando.

Como el padre que juega con su hijo pequeño a los acertijos y lo anima a seguir pensando para llevarlo a cierta conclusión, como dicen que Sócrates hacía.

¿Qué más? Esto, responde el niño. ¿Qué más? Aquello. ¿Qué más? ¿Qué más?

Pascal escribe lo siguiente: “Puedo concebir a un hombre sin manos y sin pies. Pero no puedo concebir a un hombre sin pensamiento: sería una piedra o un bruto. Toda nuestra dignidad consiste, por lo tanto, en el pensamiento. De ahí es de donde nos es menester realizarnos, y no en el espacio ni del tiempo, que no podemos llenar. Trabajamos, por consiguiente, en pensar bien: de ahí el principio de la moral.”

PASCAL
 “Blaise Pascal fue un polímata, matemático, físico, filósofo cristiano y escritor francés. Sus contribuciones a la matemática y a la historia natural incluyen el diseño y construcción de calculadoras mecánicas” WIKIPEDIA

Justificación de la página

La idea es escribir.

El individuo, el grupo y el alpinismo de un lugar no pueden trascender si no se escribe. El que escribe está rescatando las experiencias de la generación anterior a la suya y está rescatando a su propia generación. Si los aciertos y los errores se aprovechan con inteligencia se estará preparando el terreno para una generación mejor. Y sabido es que se aprende más de los errores que de los aciertos.

Personalmente conocí a excelentes escaladores que no escribieron una palabra, no trazaron un dibujo ni tampoco dejaron una fotografía de sus ascensiones. Con el resultado que los escaladores del presente no pudieron beneficiarse de su experiencia técnica ni filosófica. ¿Cómo hicieron para superar tal obstáculo de la montaña, o cómo fue qué cometieron tal error, o qué pensaban de la vida desde la perspectiva alpina? Nadie lo supo.

En los años sesentas apareció el libro Guía del escalador mexicano, de Tomás Velásquez. Nos pareció a los escaladores de entonces que se trataba del trabajo más limitado y lleno de faltas que pudiera imaginarse. Sucedió lo mismo con 28 Bajo Cero, de Luis Costa. Hasta que alguien de nosotros dijo: “Sólo hay una manera de demostrar su contenido erróneo y limitado: haciendo un libro mejor”.

Y cuando posteriormente fueron apareciendo nuestras publicaciones entendimos que Guía y 28 son libros valiosos que nos enseñaron cómo hacer una obra alpina diferente a la composición lírica. De alguna manera los de mi generación acabamos considerando a Velásquez y a Costa como alpinistas que nos trazaron el camino y nos alejaron de la interpretación patológica llena de subjetivismos.

Subí al Valle de Las Ventanas al finalizar el verano del 2008. Invitado, para hablar de escaladas, por Alfredo Revilla y Jaime Guerrero, integrantes del Comité Administrativo del albergue alpino Miguel Hidalgo. Se desarrollaba el “Ciclo de Conferencias de Escalada 2008”.

Para mi sorpresa se habían reunido escaladores de generaciones anteriores y posteriores a la mía. Tan feliz circunstancia me dio la pauta para alejarme de los relatos de montaña, con frecuencia llenos de egomanía. ¿Habían subido los escaladores, algunos procedentes de lejanas tierras, hasta aquel refugio en lo alto de la Sierra de Pachuca sólo para oír hablar de escalada a otro escalador?

Ocupé no más de quince minutos hablando de algunas escaladas. De inmediato pasé a hacer reflexiones, dirigidas a mí mismo, tales como: “¿Por qué los escaladores de más de cincuenta años de edad ya no van a las montañas?”,etc. Automáticamente, los ahí presentes, hicieron suya la conferencia y cinco horas después seguíamos intercambiando puntos de vista. Abandonar el monólogo y pasar a la discusión dialéctica siempre da resultados positivos para todos. Afuera la helada tormenta golpeaba los grandes ventanales del albergue pero en el interior debatíamos fraternal y apasionadamente.

Tuve la fortuna de encontrar a escaladores que varias décadas atrás habían sido mis maestros en la montaña, como el caso de Raúl Pérez, de Pachuca. Saludé a mi gran amigo Raúl Revilla. Encontré al veterano y gran montañista Eder Monroy. Durante cuarenta años escuché hablar de él como uno de los pioneros del montañismo hidalguense sin haber tenido la oportunidad de conocerlo. Tuve la fortuna de conocer también a Efrén Bonilla y a Alfredo Velázquez, a la sazón, éste último, presidente de la Federación Mexicana de Deportes de Montaña y Escalada, A. C. (FMDME). Ambos pertenecientes a generaciones de más acá, con proyectos para realizare en las lejanas montañas del extranjero como sólo los jóvenes lo pueden soñar y realizar. También conocí a Carlos Velázquez, hermano de Tomás Velázquez (fallecido unos 15 años atrás).

Después los perdí de vista a todos y no sé hasta donde han caminado con el propósito de escribir. Por mi parte ofrezco en esta página los trabajos que aun conservo. Mucho me hubiera gustado incluir aquí el libro Los mexicanos en la ruta de los polacos, que relata la expedición nuestra al filo noreste del Aconcagua en 1974. Se trata de la suma de tantas faltas, no técnicas, pero sí de conducta, que estoy seguro sería de mucha utilidad para los que en el futuro sean responsables de una expedición al extranjero. Pero mi último ejemplar lo presté a Mario Campos Borges y no me lo ha regresado.

Por fortuna al filo de la medianoche llegamos a dos conclusiones: (1) los montañistas dejan de ir a la montaña porque no hay retroalimentación mediante la práctica de leer y de escribir de alpinismo. De alpinismo de todo el mundo. (2) nos gusta escribir lo exitoso y callamos deliberadamente los errores. Con el tiempo todo mundo se aburre de leer relatos maquillados. Con el nefasto resultado que los libros no se venden y las editoriales deciden ya no publicar de alpinismo…

Al final me pareció que el resultado de la jornada había alcanzado el entusiasta compromiso de escribir, escribir y más escribir.

Seguidores