PLOTINO SÍ CREE EN LAS ALMAS


Almas “enseñadoras”, así como hay padres “enseñadores”.

El alma, su existencia, para personas religiosas, es algo que se acepta sin más. Así son las cuestiones de la fe en el cristianismo.

Con la recordación que Plotino no es cristiano, aunque vivió ya en tiempos del cristianismo (nació en Licópolis, Egipto, el año 205 d JC.), se le considera el último de los filósofos paganos de la antigüedad.

 El tema del alma parece una antinomia porque a la vez que no se puede demostrar, visiblemente, fenomenológicamente, su existencia, al parecer, siempre se ha creído en ella.

No veo a las almas por ningún lado, dice alguien. Están en todas partes, responde la persona de fe. Alguna pista. Tratan de  manifestarse a través de nuestro comportamiento,  en lo individual.

Tratan, como un maestro de escuela trata de enseñar al alumno. No es un factor de absoluta decisión, como veremos, pero si elemento que puede ser modificador.

Se revelan como la imagen latente en la película fotográfica, a base de sales o haluros de plata, antes de aplicarle el químico revelador del elón o hidroquinona, después de lo cual empieza a revelarse ante nuestros ojos esa imagen. Nuestras acciones son el elón o la hidroquinona en lo humano. Saldrá una lograda fotografía o malograda.

 Saldrá un hombre bueno o malo,  esa es otra cuestión que no compete, del todo,  a las almas. El maestro de escuela no puede ser el origen de la composición genética del alumno, solo  el orientador de su conducta,

 Desde hace mucho tiempo la industria editorial hacen  cromos bellamente impresos, de almas o ángeles, que suelen los padres poner en la cabecera de la cuna de los bebés, “para que los cuide y les enseñe el camino hacia Dios.”

“Creo en angelitos, que me cuidan siempre de caer” dice una bella canción del grupo sueco ABBA.

  Spinoza, filosofo del siglo diecisiete, dice que esa es precisamente la misión de las almas, enseñar. Almas, ángeles, etc. y demás criaturas de la escala espiritual del cristianismo. Conocer para enseñar el camino hacia Dios.

El ángel, el alma, no es Dios, como se dice en  las pantallas de la televisión, sino su auxiliar.

Ahora diríamos que las almas desempeñan el papel  de una especie de maestros en cursos propedéuticos. Preparar al alumno para que puedan arribar a cursos o conocimientos más avanzados. De secundaria a preparatoria, de licenciatura a posgrado, etc.

Pero, como maestro de escuela, las almas también   necesitan actualizarse, seguir aprendiendo para enseñar: “la virtud absoluta del alma es, pues, conocer.”, dice  Spinoza.

 ¿Conocer qué, ¿hacia dónde se dirige ese conocimiento? Y este filosofo reitera: “el objeto supremo que el alma puede conocer es Dios…Conocer con claridad a Dios.”

 No tener idea distorsionada, de Dios, sino conocerlo con claridad (Benito Spinoza, Ética, proposición XXVIII)

Plotino también, como Spinoza, cree firmemente en la existencia de las almas. Pensar en el hecho  que  ambos son filósofos de muy distintas épocas, no teólogos.

De igual manera Plotino  les asigna una misión pedagógica. Si bien, Plotino se imagina al alma al estilo de eso maestros de escuelas de policía, en los arrabales duros de la ciudad, caracterizados por la miseria humana, si cabe el término (humano es una categoría que se adquiere y  es en la medida que nos alejamos de la animalidad).

En ocasiones en esas academias de policía está ya tan viciado el ambiente que el maestro mismo termina siendo arrastrado, o al menos bloqueado, en su misión pedagógica. Y, sin embargo, si la institución prevalece, es que en su seno sigue habiendo valores positivos en la perspectiva de la sociedad.

No es, pues, el alma espiritual, intocable, que desciende y se mete a cada cuerpo biológico al nacer y va a ganar, quiera o no el antropoide, hacia el bien.

 El alma tampoco  es Dios que reparte los papeles de la obra a representar.  No tiene poder sobre el libre albedrío del individuo. De ahí que se considere, en el cristianismo, el valor privilegiado del humano con respecto al ángel.

“Menudos dioses estamos hechos, cuando debemos plegarnos a una necesidad humana”, dice John Banville en su novela Los infinitos.

 Los ángeles son, al estilo del papel de los padres que se afanan por educar a sus hijos pero, todos conocemos la expresión: “Nunca falta una oveja descarriada en la familia”, según los prototipos filosóficos  de esa familia.

Los ángeles vendrían siendo, pues, la réplica, la instancia espiritual en la jerarquía del cielo, lo mismo que los padres biológicos, o, en su caso, los padres putativos, en la tierra, como  San José, padre de Jesús.

Y es sabido que en este planeta hay menos padres putativos (educadores) que padres seminales.

Este panorama complejo Plotino lo dice de esta manera:

“Es preciso poner en el número de los seres un nuevo principio, a saber, el alma, no sólo el Alma universal, sino el alma de cada individuo. Esta alma no es un principio de poca importancia en el encadenamiento universal de las causas y los efectos, porque en lugar de nacer de una simiente (razón seminal),como las otras cosas, constituye una causa primera.Fuera del cuerpo es dueña absoluta de sí misma, libre e independiente, de la causa que administra al mundo. Una vez que ha descendido a un cuerpo, no es ya tan independiente, porque entonces forma parte del ordena al que están sometidas las demás cosas. Pero, como los accidentes de la fortuna, es decir, las circunstancias en medio de las cuales se encuentra colocada el alma, determinan muchos acontecimientos, ya el alma obedece a la influencia de las circunstancias exteriores, o ya las domina y hace lo que quiere. Las domina más o menos según es buena o mala. Si cede al temperamento del cuerpo, se ve necesariamente entregada a la concupiscencia o a la cólera, abatida en la pobreza, orgullosa en la prosperidad, o tiránica en el ejercicio del poder. Si tiene buena naturaleza resiste a todas estas malas inclinaciones; modifica la que la rodea antes que ser modificada ella misma; cambia algunas cosas y tolera otras sin caer en el vicio.”(Plotino, Libro del destino, tercera enéada)
PLOTINO


 “Nació en el 204 ó el 205 en la ciudad egipcia de Licópolis, hoy Assiut. En el 232entró en el círculo de Amonio Saccas (o Sakkas) en Alejandría, de quien también fueron discípulos Orígenes (no el cristiano)[cita requerida], Longino y Erenio. Se embarcó en 244 en la expedición del emperador Gordiano III contra los persas con el propósito de conocer la filosofía de los pueblos orientales. Fracasada la expedición y asesinado el emperador, logró dificultosamente refugiarse en Antioquía. Abrió en Roma una escuela de Filosofía (246) y llevó una vida severa: era vegetariano, no se casó ni se dejó retratar "para no dar lugar a una sombra de otra sombra". Se le atribuyeron dotes místicas de visionario y se dice de él que recogía niños huérfanos y les daba educación. Su discípulo Porfirio, autor de su biografía Vida de Plotino y de la sistematización y publicación de su obra central Enéadas, refiere que en los seis años que estuvo con él tuvo hasta 4 uniones místicas”WIKIPEDIA.














M.SCHELER BUSCA LA COHERENCIA CULTURAL


Esta coherencia  Scheler la encuentra en la persona colectiva cultural.

Ética, capítulo segundo.

Antropocéntrica es de manera abundante la literatura lírica, abstracta por definición, de manera particular la novelística y la poesía. Menos numerosa  la literatura que comprenda también valores esenciales, al estilo, ponemos por ejemplo, de los ingleses Dickens, Graham Greene y Chesterton.

Como  22 deportistas que  jugaran  con dos balones, en la cancha de futbol, al mismo tiempo…Por más que el árbitro les dice que son dos bandos jugando, de manera integral, con un solo balón. O con un balón de dos colores. Como aquel lápiz que había antes al  que se les llamaba “bicolor”.

Ese “bicolor” comprendería las expresiones de lo que se llama el “ser en sí” y la “cosa en sí”. Materia y razón son los dos ejes en los que nos movemos los humanos. Razón finita y razón especulativa.

Negar la cosa en sí como una esencia, que vive y trasciende la eternidad, es lo que hace Husserl. Lo hace al estilo de los atomistas del tiempo de Parménides. Sólo los átomos.

Zenón de Citio, en cambio (para mencionar a  otro personaje contemporáneo de Parménides), da entrada al pensamiento sobre, o junto, a la materia. Los átomos no son capaces de hacer juicios subjetivos.

Zenón dice esto mediante las figuras de agente y paciente. Lo primero que anima  a la segunda. La cualidad y la materia. Es el viejo tema que siempre estará presente en la humanidad, como el faro del puerto, vital en las tempestades y casi ignorado a pleno sol.

La nación y la Iglesia son las dos personas colectivas integradoras en la cultura occidental para Max Scheler.

Para Scheler, a diferencia de Fichte, el Estado ni siquiera es una parte de los valores fundamentales de la sociedad. Lo que va a prevalecer es la persona colectiva cultural (Europa, América, etc.)
Un Estado puede desaparecer, pero no esa persona cultural. 

Desparecieron Atenas, Roma, México-Tenochtitlán, Machu Pichu, Mayapan, Ur, Etruria, pero no sus personas colectivas culturales:

“Es sólo un teorema de partido, sin importancia alguna histórica ni filosófica, la afirmación de que el Estado es la única fuente del derecho positivo y que cualquier derecho de legislar propio de las corporaciones ,la Iglesia, etc. ha de entenderse que les es solamente prestado por el Estado... Las fuerzas creadoras de la cultura radican en la nación y en el individuo, no en el Estado.”

De ahí que Scheler considere un absurdo la idea de Iglesia de Estado. Cuando ese Estado desaparece…

Scheler se refiere a la Iglesia cuyos valores vitales están más allá de estados,  fronteras y tiempo, por eso dice “persona colectiva cultural”.

Trasnacional, fáctico, como una prefiguración para el campo sin límite de los valores esenciales.Universal porque tiene las puertas abiertas para todos.¿Qué puede temer del cielo alguien que gana el salario mínimo? Los que se atoran un poco para trasponer esas puertas son los salarios de excepción.

Estado e Iglesia, dos instituciones diferentes pero fundidas en el tiempo, en el “tiempo temporal”. La Iglesia que posee sentimientos o valores  vitales y el Estado sentimientos sensibles, inmediatos. Lo eterno y lo finito. Fuerzas ambas integradoras de la sociedad, no disociadoras de la misma.

“Es, pues, esencialmente distinta la relación de la Iglesia  para con la cultura, de la que existe entre el Estado y la cultura. El Estado tiene una relación con los bienes concretos de la cultura y la educación tan sólo en cuanto se reflejan en los productos culturales el valor jurídico, el valor del bienestar y el valor del poder, y en cuanto la formación cultural del pueblo afecta a la realización de esos valores  estatales y la intención del Estado dirigida hacia esa realización (cultura ciudadana, arte de Estado y cultura oficial);es decir, no en cuanto la cultura es cultura pura, sino en cuanto es utilizable para los objetivos que radican en la esencia del Estado.”

Desde los intereses facticos de ambos lados, Estado e Iglesia, siempre que ambos lados invaden la  esfera de acción del otro, llega la confusión, el caos, la muerte y la pobreza para la mayoría de los habitantes de ese país.

Las minorías, que pueden hacerlo, cuando empiezan a oler el disturbio, agarran sus bártulos y emigran a otros países, se pone a salvo y regresan cuando  la hecatombe pasó o se quedan a vivir allá. 
LAS MINORÍAS SE FUERON DESDE AYER..
Dibujo tomado del libro La psiquiatría en la vida diaria, de Fritz Redlich, 1968.

 El caos  golpea el alma y el bolsillo de los “salarios mínimos”. Un salario mínimo no puede escapar hacia el exterior. Queda entrampado en la confusión.De ahí la necesidad de fortalecer lo vital y lo transitorio para que, dice Scheler, desde afuera y desde adentro no aparezca  el caos.

Scheler insiste que Estado, nación e Iglesia son fuerzas integradoras, no disociadoras:

“Por último, el círculo cultural la nación, el Estado y la Iglesia están sobre ordenados  y coordinados en común a las comunidades de vida-los pueblos, por ejemplo-y, por consiguiente son en principio creaciones que están por encima de los pueblos, y, sin embargo, les son inmanentes.”
M.SCHELER

“Max Scheler (22 de agosto de 1874, Múnich – 19 de mayo de 1928, Fráncfort del Meno) fue un filósofo alemán, de gran importancia en el desarrollo de lafenomenología, la ética y la antropología filosófica, además de ser un clásico dentro de la filosofía de la religión” Wikipedia










M.SCHELER Y EL INSPECTOR JAVERT


En el mundo  hay   valores morales positivos  como los del inspector Javert. Pero no muchos.

El concepto de responsabilidad moral en Max Scheler radica en que un policía no es únicamente un uniforme vacío que cumple artículos del reglamento. Es, también, una persona con responsabilidad moral con él mismo.

 De hecho la profesión de policía es (como la del militar y la del bombero) de una alta entrega al servicio de la sociedad que requiere una vocación  más allá de la fuente de trabajo. Y los hay al grado que entregan su vida a cambio de un, siempre miserable, sueldo mínimo!

Cuando se desatiende este aspecto, de vocación al servicio de la sociedad, es cuando predomina el utilitarismo salvaje y  la descomposición  social circula libremente por los pasillos del edificio policiaco.

Schopenhauer dice que en todo esto juega la virtud. El asunto es que la virtud no se enseña (el viejo tema de Sócrates y Parménides).Se trae o no, y a eso se reduce todo. No cuentan para Schopenhauer sistemas pedagógicos.

Una circunstancia pone a prueba  la validez de las opiniones de este filósofo. Ahora las policías de los países del mundo ya no son empíricas. Todas pasan el examen de la academia antes de ejercer la profesión en la calle. Y, sin embargo, miles de esos policías son luego cesados de su trabajo porque no pasaron lo que se llama “prueba de confiabilidad”. Había academia, pero no  virtud.

Schopenhauer agrega que ningún sistema de la ética o de la moral puede hacer un santo, como ningún tratado de estética puede hacer a un poeta  o un curso de gramática a un novelista.

Lo dice con estas palabras: “No se enseña la virtud como no se enseña el genio. Esperar que nuestros sistemas de moral y nuestras éticas lleguen a hacer nacer personas virtuosas, nobles y santas, es cosa tan insensata como imaginar que nuestros tratados de estética puedan producir poetas, músicos y pintores.”(Schopenhauer, Los dolores del mundo)

Max Scheler se detiene para ver más de cerca este tema. Recordamos el conocido caso del inspector Javert, de la novela Los miserables, de Víctor Hugo. Policía que cumplía de manera implacable (podríamos decir, ejemplar) la letra de la ley, ahí donde estaba el malhechor.

El caso es que un día se topa con que Jean Valjean ya  no es el malhechor que él creía y perseguía tan denodadamente. Es más, en una ocasión le debe a Valjean haber salvado la vida cuando lo rescata de entre las barricadas de los revolucionarios. Aun así, sigue persiguiéndolo. La ley no va a ser burlada porque a él le haya hecho un favor personal. Así de implacable era el inspector Javert.

Cuando Javert comprueba que Valjean es inocente, del delito que todavía  se le imputa, no puede dar un paso más allá en la persecución. Pero a la vez siente que ha traicionado a su institución policiaca, a su reglamento.

 No es de los policías que inventan culpables o que pecan de omisión. No puede mandar a prisión a un inocente. Estaría prostituyendo a la institución, que para él es sana. La entidad que se encarga de sanear a la sociedad para que la gente pueda progresar en paz en el trabajo, el estudio, la cultura y la diversión, no puede ser sospechosa de mancha alguna.

Con su suicidio, hundiéndose en las aguas del Sena, Javert nos deja una ensordecedora, casi brutal, lección de moralidad o, como dice Schopenhauer, de algo parecido a la virtud. O como se llame esa cosa que no se puede aprender en las escuelas.

 La teología cristiana católica tiene su particular punto de vista de este asunto del suicidio, sólo a resolver  en última instancia por Dios Y tal vez en algún tiempo futuro no lejano también por la Iglesia (a semejanza de los temas antes tabús de la homosexualidad, el divorcio, etc. que en estos días de octubre del 2014 están en las agendas de trabajo del Vaticano).

Eso en teología, pero en filosofía la cosa tampoco  va mejor. Más parece a primera vista un nudo gordiano. O una aporía.

El punto de vista de la filosofía scheleriana es que la persona es responsable de sus actos en el exterior tanto como en su intimidad. 

En esto radica el drama del militar en guerra que tiene que matar a alguien que ni siquiera conocía. Que le decían que era su enemigo… Y lo mató porque cumplía de esa manera, exteriormente, con su nación. Pero él nunca olvidará que lo mató…

Cuando Scheler habla de la responsabilidad moral anota que: “Este concepto radica en el vivir de la persona misma, y no se forma únicamente sobre la base de una observación exterior de sus acciones. En esta reflexión exclusivamente se cumple el concepto de responsabilidad. Por esta razón la persona es responsable de todos sus actos que se refieren a su ser absolutamente íntimo y no sólo de sus actos como persona social. En cambio, sólo estos últimos le pueden ser imputables.” (Max Scheler, Ética, capítulo segundo).

 Sólo estos últimos le pueden ser imputables, no su intimidad. Su responsabilidad íntima, en el caso que exista. En el caso de Javert sí existía, y no pudo enviar a un inocente a la cárcel. Antes buscó las aguas del Sena.

Otros, como dice Joaquín Sabinas en una de sus canciones, buscarán la jeringa o la receta…
M.SCHELER




“Max Scheler (22 de agosto de 1874, Múnich – 19 de mayo de 1928, Fráncfort del Meno) fue un filósofo alemán, de gran importancia en el desarrollo de lafenomenología, la ética y la antropología filosófica, además de ser un clásico dentro de la filosofía de la religión” Wikipedia










M.SCHELER BUSCA VALORES MORALES ENTRE LA DIVERSIDAD


Diversos componentes tiene la sociedad, ¿cómo entonces podría ofrecer un cuadro moral homogéneo? 

Así como un campo de rocas ígneas es posible sólo si hay rocas ígneas, así en la humanidad hay valores morales sólo si hay hombres buenos, dice Scheler.

De los valores morales de los pueblos dice que son como los colores dispersos de la paleta del pintor. Pero que vistos a cierta distancia podemos encontrar en ellos el cuadro grandioso moral de la Humanidad.

La  boruca de nuestro tiempo nos acucia  para  poner aparte los intereses utilitaristas de los valores morales. Porque cuando los valores morales palidecen entonces empezamos a  tomar como bueno lo útil.

Scheler cree que no hay que marearse en la rueda del carrusel:

”En primer lugar es necesario para el estudio de los hechos históricos morales separar con toda limpieza los respectivos estratos del conocimiento intelectual sobre las conexiones causales externas e intimas entre las cosas, de las valoraciones en general y de las morales en particular, como también de todo aquello que pertenece a la técnica del obrar.”Máx Scheler, Ética, sección quinta)

El utilitarismo, que caracteriza a algunos sectores de la sociedad, se vuelve tan preponderante, a través de los medios de información masiva, que se erige como calificadora de la conciencia de los individuos. Sucede cuando los valores morales se deterioran.
Dibujo tomado del libro La psiquiatría en la vida diaria, de Fritz Redlich,1968

Ese panorama nebuloso y revuelto de intereses (no se confunda con las necesidades básicas) con valores,  lo explica Benito Spinoza con algún detalle en la proposición XXXIX de la tercera parte de su Ética:

“Así, cada uno juzga según su afección que una cosa es buena o mala, o mejor o peor, o en fin, que es la mejor o la peor. El avaro piensa que la abundancia de dinero es lo que hay mejor en el mundo, y la pobreza lo que hay peor. El ambicioso nada desea tanto como la gloria y nada teme tanto como la vergüenza. Lo más agradable para el envidioso es la desgracia de los demás, y lo más insoportable la dicha del otro; de este modo cada cual juzga según su afección que una cosa es buena o mala, útil o inútil.”

El punto que Scheler destaca es que la conducta de la sociedad, digamos en las ciudades de un mismo país, que desde luego va a impactar a las comunidades rurales, de costumbres sencillas y sanas, no tendría que vivir en el revoltijo de intereses y valores, sino en la correcta aplicación de valores prácticos y valores morales, porque lo demás, lo necesario practico para la vida, estaría orientado, consecuentemente, hacia lo positivo.

Max Scheler no pierde la esperanza en un mundo menos depredador,menos superficial,menos finito, y que la suma de colores en la paleta arroje positivo:

“Quizá con el tiempo aquella paleta con los colores desordenados logre poco a poco la conexión de sentido de un cuadro grandioso sobre el que la humanidad, por muy diversamente articulada que esté, vaya apoderándose de modo parejo, de un imperio de valores subjetivos e independiente de ella misma y de sus configuraciones e igualmente de la jerarquía objetiva de esos valores, por el amor, la percepción sentimental y la conducta; y, a la vez, logre que penetren en la existencia tal como enseña, por ejemplo, la historia del conocimiento del firmamento.”
M.SCHELER




“Max Scheler (22 de agosto de 1874, Múnich – 19 de mayo de 1928, Fráncfort del Meno) fue un filósofo alemán, de gran importancia en el desarrollo de lafenomenología, la ética y la antropología filosófica, además de ser un clásico dentro de la filosofía de la religión” Wikipedia


ALPINISMO COMO TRADICION Y REVOLUCIÓN

Max Scheler, Ética- José Ortega y Gasset, El tema de nuestro tiempo.

Como una expedición alpina, en montañas desconocidas, así es la vida del individuo y de las sociedades.

De la fortaleza del campamento base se parte para la exploración  y conquista de la montaña. La revolución alpina sólo es posible desde una tradición.Y entre más fuerte sea la tradición más sólida será la revolución.

Trasladado al terreno de la sociedad José Ortega y Gasset dice:

“Dentro de esta alma colectiva, tejida de tradiciones, que reside en cada uno, comienza desde luego a formarse un pequeño núcleo central: el sentimiento de la individualidad.”

Luego la expedición  instala el primer  campamento de altura. De aquí parte para levantar  el campamento 2, luego para el campamento 3, etc.

Una sociedad fuerte va a propiciar individuos fuertes. ¿Pero que son individuos fuertes? Los que tengan la suficiente intuición, y percepción, de detectar los puntos débiles de esa sociedad.¡ Y aporte para componerlos realmente, más allá de la oralidad, no para seguir descomponiendolos!

Como los alpinistas al seleccionar el sitio adecuado para instalar los campamentos de altura como sería (siempre que se pueda escoger,) a salvo de la caída de aludes, protegido de los vientos, abastecidos de agua o de nieve para fundir y obtener agua para beber…

Al modo de  cómo se hace en el gimnasio, para trasformar al individuo medio, en  un deportista vigoroso. Después éste instalará el campamento 2, y el 3, más fuerte aun que el 2, el 4, etc.

Al irse alejando del campamento base los alpinistas tendrán que ir resolver por su cuenta: “Primero es el “nosotros” y luego el “yo, dice Ortega.

La montaña que estamos ascendiendo es un mundo real y también un mundo subjetivo.

 Primero real. La pesada mochila, en combinación con la escases de oxigeno por la elevada cota en la que nos movemos, que impacta perniciosamente mis glóbulos en la sangre, me recuerdan que la montaña es real con  sus acarreaderos que parecen interminables y el laberinto de sus “seracs” que hemos dejado abajo.

Pero la intención de subirla la hace también una montaña ideal, como cuando Máx Scheler trata de definir al “mundo”, ese “mundo” que estamos mentando con tanta frecuencia todos los días:

“el mundo no es de ningún modo una “idea”, sino un ser individual, de existencia absoluta, y, sobre todo, concreto; y es la intención que apunta al mundo la que se convierte  en una idea no susceptible, en principio, de cumplimiento, en algo meramente pensado, cuándo pretendemos que sea “dado” e incluso dado en sí mismo a una multitud de personas individuales.”

La realidad del mundo, como la realidad de la montaña, es también un subjetivismo. Pero un subjetivismo mío. ¿Quién puede asegurarme que esta ascensión significa lo mismo para mis compañeros de cordada lo que es para mí?

El campamento base es como una “multitud de mundos personales”.
 
Del tradicional campamento base parte toda innovación.
Pared sur del monte Ameghino,Rep. Argentina.
Esta ascensión es para algunos la culminación de su trayectoria alpina porque para ellos el alpinismo es un deporte que, como todo deporte, tiene su principio y su final en la vida del individuo. 

Después de veinte años de alpinistas se retirarán y serán felices en la vida del valle.

Para otros esta ascensión es sólo una ascensión más en su historial alpino porque han hecho del alpinismo su modo de vida, no sólo su deporte. Aun con bastón alpino y la espalda encorvada, recorrerán los viejos caminos de la nieve.

La cordada que ha salido hace dos días, para subir por la vía clásica, por la ruta de los refugios, está haciendo alpinismo contemporáneo, como se llama a la práctica que tenemos  de subir por donde otros ya subieron.

Para la cordada que salió desde hace diez días, instalando los campamentos, está haciendo alpinismo moderno, como se llama al alpinismo de conquista, o de nuevos logros.

El punto es que todos estamos haciendo alpinismo exterior pero en lo individual, en la intimidad, cada quien hace el alpinismo de su subjetividad.

A eso se refiere Scheler  cuando habla de la “verdad metafísica”: la verdad metafísica, o “la” verdad misma, debe tener un contenido diverso para cada persona, a causa de que el contenido del ser mismo del mundo es distinto para cada persona.”

Después esta ascensión, nueva, que ahora es toda una revolución, pasará a  ser parte de la tradición, que otros recorrerán siguiendo los pasos de los primeros que la abrieron. Hasta que otros hagan de nuevo otra revolución abriendo nueva ruta, que pasará también a ser tradición…

A los alpinistas les gusta hacer abstracciones y unos se llaman a  sí mismos innovadores. Otros conservadores. Es el mejor juego que ha podido inventar el hombre para pasar el día. Son como las aspas de un molino de viento que entre ambas hacen girar la rueda, el devenir.
 
Devenir, ¿ hacia dónde?
 ¿Devenir hacia dónde? Nadie lo sabe y acaso tampoco importe. Lo que importa es el movimiento. El olin azteca o el devenir occidental.

 Ya no es cómo se llenará el día sino como llenar la vida y, más aun, como llenar la eternidad…

¡Por que estamos seguros que hay eternidad, para nosotros, sino¿para qué tanto afán?

Tradición y revolución son dos extremos de una misma cuerda de escalar…




Scheler






“Max Scheler (22 de agosto de 1874, Múnich – 19 de mayo de 1928, Fráncfort del Meno) fue un filósofo alemán, de gran importancia en el desarrollo de la fenomenología, la ética y la antropología filosófica, además de ser un clásico dentro de la filosofía de la religión” Wikipedia






D.MORRIS Y LA GRABACIÓN HUMANA


La grabación en el cerebro se da desde los primeros años de vida del humano, escribe Desmond Morris, en El zoo humano.

Los hábitos  quedan grabados en la mente del niño y  así va a ser después. Dice Morris que el pollo, del experimento en el laboratorio,   lo primero que ve es un balón pintado de amarillo y  va a creer que el balón es su madre. Si después se presenta la gallina el pollito de todas maneras se va con el balón amarillo.

Todo campesino ha observado que el pollito que se incuba  bajo las plumas de la guajolota (pavo) va a seguir a la guajolota como a su madre y no a la gallina. ¿Quién es la madre, la que lo parió o la que la educó?, etc.

Estos ejemplos pedagógicos son de nuestro mundo común,  que cada lunes escuchan las madres, y uno que otro padre, en las reuniones con las maestras en las guarderías tanto públicas como privadas de México.

Pero tratado el punto por la filosofía creemos que nos están hablando de cuestiones irreales, entelequias que son de otra dimensión, no de la banqueta por la que caminamos todos los días.

El niño observa que en las acciónes de los adultos hay valores útiles y valores vitales. O valores de “civilización” y valores “esenciales”, como les llama Máx Scheler. Es decir que hay toda una escala de valores, unos buenos y otros malos.

Para ilustra la jerarquía de los valores, unos positivos y otros negativos, Manuel García Morente, en su  obra Lecciones preliminares de filosofía, pone el ejemplo que en un incendio, donde sólo se puede salvar una de dos “cosas”, qué rescataríamos, la pintura, digamos, un Van Gog, o la niña que está en la cuna?
Madre azteca educando a su hijo
Códice Florentino

No es tesis forzada. En la vida todos los días bogamos entre valores útiles y valores vitales. Entre el bienestar vital o los valores utilitaristas. El que luchó tenazmente por conseguir su primer millón de euros pero perdió de vista  a su familia. El científico que se pasa diez horas observando a la naturaleza, a través del microscopio, pero ya no recuerda cómo es el rostro de su hija de cinco años de edad…El político que…el deportista que…

No es cosa de confundir el panorama teorético ni  el psicologismo de sentimientos sensibles, con valores. Scheler anota en su Ética que: ” El utilitarismo no puede, en ningún modo, hacer comprensible, biológica ni psicogenéticamente, cualquier auténtico sentimiento o impulso vital, los cuales no se pueden reducir a una suma de sentimientos sensibles y tendencias.”

No obstante lo dicho por Morris, respecto de la grabación en el niño, tanto la educación como los hábitos positivos requieren renovarse con el mismo celo que se cuida (o debería) la salud corporal.

Sobre todo si se toma en cuenta que en todas las épocas, y en el siglo veintiuno con mayor énfasis, por la influencia no siempre positiva de los medios de comunicación.

Leibniz advierte que no hay que bajar la guardia, como los troyanos cuando pensaron que los griegos ya se habían retirado. El caballo encubierto puede estar más cerca de lo imaginado. Hospitales psiquiátricos, cárceles y panteones están en sobrecupo.

En Nuevo tratado sobre el entendimiento humano Leibniz anota: “Las ideas y verdades innatas no pueden desaparecer; pero en muchos hombres están oscurecidas por sus necesidades corporales, y aun más a veces por los malos hábitos contraídos.”

Más si esos valores utilitaristas no han predominado, Leibniz cree que siempre se podrá volver a las grabaciones positivas de la niñez. 

El balón amarillo no podrá ocupar el lugar de la madre y por extensión el de la familia: “Siempre que las percepciones confusas de los sentidos no se adueñen de nuestra atención, esta luz interior iluminará el entendimiento y enardecerá la voluntad.”

Al final Leibniz nos señala el modo de reafirmar, o bien reencontrar, las grabaciones positivas de la niñez y es que en la vida adulta:

 “Los hombres necesitarían los idiomas, la lectura, la conversación, las observaciones de la naturaleza y las experiencias del arte.”
 
D.J.Morris
 Desmond John Morris (Purton, 24 de enero de 1928) es un zoólogo yetólogo británico.
Nació en la campiña inglesa.  Sus estudios se centran en la conducta animal, y por ende, en la conducta humana, explicados desde un punto de vista estrictamente zoológico (lo que quiere decir que no incluye explicaciones sociológicas, psicológicas y arqueológicas para sus argumentos). Ha escrito varios libros y producido numerosos programas de televisión. Su aproximación a los seres humanos desde un punto de vista plenamente zoológico ha creado controversia desde sus primeras publicaciones.
Su libro más conocido, The Naked Ape (El mono desnudo), publicado en 1967, es una realista y objetiva mirada a la especie humana. El contrato animal (1991) es un valiente alegato ecológico que exige a la especie humana respetar su compromiso con la naturaleza. El zoo humano, continuación de El mono desnudo, examina el comportamiento humano en las ciudades, también desde un punto de vista etológico.


























T. WOLFE Y EL ESCEPTICISMO SUPREMO


Una hormiga de pie, a  la entrada de un hormiguero, con su cuaderno de notas y apuntando observaciones de cómo se comportan sus congéneres, las hormigas, sería una prueba abrumadora de que  hay ahí una casi deslumbrante inteligencia en desarrollo.

Sin embargo no iría muy lejos esa inteligencia. Sólo tiene pocas maneras de comunicarse entre sí. Y todas guardan una relación de antes. De causalidad, de a posteriori.

Con óptica científica construiría teorías que serán derribadas por otras teorías y éstas por otras. Porque el escepticismo en la ciencia es como la duda en la religión, no niega, busca.

Y busca para lo positivo, aun a través de lo negativo. Cuando Dorian Grey destruyó su retrato nos estaba ofreciendo todo un tratado de filosofía.

Hemos imaginado esta idea del hormiguero, con  Tom Wolfe, que imagina un congreso, de perros, para estudiar al Perro:”El cerebro humano (dice en su obra El periodismo canalla y otros artículos), aunque muy superior al de los perros, también es limitado. En consecuencia, no cabe la posibilidad de que seres humanos lleguen a una teoría definitiva, completa y acotada de la existencia humana.”
 
dibujo tomado del libro
La psiquiatría en la vida diaria, de Fritz Redlich,1968 
Enseguida cita varios nombres de científicos que han puesto en duda  teorías como la de Darwin y la de Einstein: “Los científicos, y no los religiosos…Esta visión, la del Escepticismo Supremo, se ha ido extendiendo desde entonces. En los últimos dos años, se ha puesto en duda incluso el darwinismo, una doctrina sagrada entre lo científicos estadounidenses durante setenta años.”

Cita a varios hombre de ciencia: “en particular  el matemático  David Berlinski y el bioquímico Michael Behe han arremetido contra el darwinismo alegando que se trata de una simple teoría, no de un descubrimiento científico, una teoría tristemente infundada, para la que no existen pruebas fósiles y que, en su lógica interna, no es más que sentimentalismo puro.”

Más adelante se refiere a Einstein: “Ya en 1990, el físico Petr Beckmann, de la universidad de Colorado, empezó a cuestionar a Einstein. Lo admiraba mucho por su ecuación de materia y energía E=mc2, pero calificó su teoría de la relatividad de grotescamente absurda e indemostrable.”

Wolfe cita a Noam Chomski en aquello que no hay tal situación evolutiva del hombre: “no existe un eslabón perdido, puesto que no hay ninguna cadena.”

Lo había dicho Chesterton en El Hombre eterno: “no existen ni los más leves indicios de que la inteligencia humana se haya formado por evolución natural. En el sentido científico más estricto, no sabemos nada de cómo se desarrolló. Existe una cadena rota de piedras y osamentas que sugieren vagamente cierto desarrollo del cuerpo humano; nada parecido existe referente a su espíritu.”

Wolfe lo dice dentro de un marco evolutivo-creacionista en el que los genes son los dioses que, al igual que los dioses del Popol Vuh maya, ensayan  a hacer individuos humanos. Chesterton en cambio va directo y dice en la teoría creacionista que el primer motor que fabrica genes sigue siendo Dios.

En este mismo capítulo, del libro Periodismo canalla, Wolfe se refiere al escepticismo de Nietzsche. No dice a cuál obra de Nietzsche pero creemos que se apoya en Aurora. Aquí Nietzsche escribe, en contratesis obligada por el tratamiento dialectico,  también con escepticismo, que

“Cualquiera que sea el grado de superioridad que pueda alcanzar la evolución humana ( o el de las hormigas o el de los perros)no hay para ella medio de pasar  a un orden superior, como la hormiga u otro insecto. Terminada su carrera terrestre, no entran en la eternidad ni van a reposar en el seno de Dios. El devenir arrastra detrás de sí lo que fue en el pasado. ¿Cómo había de hacerse una excepción de ese eterno espectáculo  por un pequeño planeta  y una mísera especie de ese planeta?”

Es un escepticismo cuestionador, investigador, que se halla abundantemente documentado en Schopenhauer. Por su parte Max Scheler cuestiona a Darwin en el sentido que su teoría se refiere a la supremacía del más fuerte pero, dice Scheler, es la solidaridad la que ha jugado un papel decisivo en la humanidad, no la aniquilación. En la sección quinta-5, de su Ética, Scheler se refiere ampliamente a este aspecto de solidaridad predominante y no tanto de lucha:

 “Darwin, considerando la lucha, que él, como lucha de los hombres, veía a su alrededor, también en el mundo de los animales y las plantas, no se ha planteado nunca de modo riguroso y consciente el problema de las relaciones de medida que existen, dentro de la totalidad de la naturaleza orgánica, entre las tendencias a la solidaridad y el apoyo mutuos, al renunciamiento y al sacrificio, y el principio de lucha fundado en el egoísmo de la conservación de la existencia.”

Las hormigas hipotéticas y los perros también hipotéticos en su congreso hipotético, y los humanos en la realidad científica, construyen teorías que al igual, dice Wolfe, del que levanta muros de ladrillos y se le viene abajo, o que ellos mimos, los hombres, echan abajo.

Esa cadena fenomenológica parece no tener otra consecuencia que más y más teorías hasta que, agrega Wolfe: 

“De repente tuve la visión de un edificio  imponente derrumbándose y el hombre cayendo en picado al lodo primigenio. Lucha por mantenerse a flote, manotea, trata de respirar, se arrastra desesperadamente en el barro, hasta que advierte que algo enorme y suave se acerca  nadando a él y lo levanta, como un delfín todopoderoso. El hombre no alcanza a verlo, pero está impresionado. Lo llama Dios.”
 
T.WOLFE




“Tom Wolfe (Richmond, Estados Unidos, 2 de marzo de 1931) es un periodista y escritor estadounidense, padre del llamado Nuevo Periodismo, una revolucionaria tendencia en el campo de la prensa, que nació en los Estados Unidos en los años sesenta.”Wikipedia



Justificación de la página

La idea es escribir.

El individuo, el grupo y el alpinismo de un lugar no pueden trascender si no se escribe. El que escribe está rescatando las experiencias de la generación anterior a la suya y está rescatando a su propia generación. Si los aciertos y los errores se aprovechan con inteligencia se estará preparando el terreno para una generación mejor. Y sabido es que se aprende más de los errores que de los aciertos.

Personalmente conocí a excelentes escaladores que no escribieron una palabra, no trazaron un dibujo ni tampoco dejaron una fotografía de sus ascensiones. Con el resultado que los escaladores del presente no pudieron beneficiarse de su experiencia técnica ni filosófica. ¿Cómo hicieron para superar tal obstáculo de la montaña, o cómo fue qué cometieron tal error, o qué pensaban de la vida desde la perspectiva alpina? Nadie lo supo.

En los años sesentas apareció el libro Guía del escalador mexicano, de Tomás Velásquez. Nos pareció a los escaladores de entonces que se trataba del trabajo más limitado y lleno de faltas que pudiera imaginarse. Sucedió lo mismo con 28 Bajo Cero, de Luis Costa. Hasta que alguien de nosotros dijo: “Sólo hay una manera de demostrar su contenido erróneo y limitado: haciendo un libro mejor”.

Y cuando posteriormente fueron apareciendo nuestras publicaciones entendimos que Guía y 28 son libros valiosos que nos enseñaron cómo hacer una obra alpina diferente a la composición lírica. De alguna manera los de mi generación acabamos considerando a Velásquez y a Costa como alpinistas que nos trazaron el camino y nos alejaron de la interpretación patológica llena de subjetivismos.

Subí al Valle de Las Ventanas al finalizar el verano del 2008. Invitado, para hablar de escaladas, por Alfredo Revilla y Jaime Guerrero, integrantes del Comité Administrativo del albergue alpino Miguel Hidalgo. Se desarrollaba el “Ciclo de Conferencias de Escalada 2008”.

Para mi sorpresa se habían reunido escaladores de generaciones anteriores y posteriores a la mía. Tan feliz circunstancia me dio la pauta para alejarme de los relatos de montaña, con frecuencia llenos de egomanía. ¿Habían subido los escaladores, algunos procedentes de lejanas tierras, hasta aquel refugio en lo alto de la Sierra de Pachuca sólo para oír hablar de escalada a otro escalador?

Ocupé no más de quince minutos hablando de algunas escaladas. De inmediato pasé a hacer reflexiones, dirigidas a mí mismo, tales como: “¿Por qué los escaladores de más de cincuenta años de edad ya no van a las montañas?”,etc. Automáticamente, los ahí presentes, hicieron suya la conferencia y cinco horas después seguíamos intercambiando puntos de vista. Abandonar el monólogo y pasar a la discusión dialéctica siempre da resultados positivos para todos. Afuera la helada tormenta golpeaba los grandes ventanales del albergue pero en el interior debatíamos fraternal y apasionadamente.

Tuve la fortuna de encontrar a escaladores que varias décadas atrás habían sido mis maestros en la montaña, como el caso de Raúl Pérez, de Pachuca. Saludé a mi gran amigo Raúl Revilla. Encontré al veterano y gran montañista Eder Monroy. Durante cuarenta años escuché hablar de él como uno de los pioneros del montañismo hidalguense sin haber tenido la oportunidad de conocerlo. Tuve la fortuna de conocer también a Efrén Bonilla y a Alfredo Velázquez, a la sazón, éste último, presidente de la Federación Mexicana de Deportes de Montaña y Escalada, A. C. (FMDME). Ambos pertenecientes a generaciones de más acá, con proyectos para realizare en las lejanas montañas del extranjero como sólo los jóvenes lo pueden soñar y realizar. También conocí a Carlos Velázquez, hermano de Tomás Velázquez (fallecido unos 15 años atrás).

Después los perdí de vista a todos y no sé hasta donde han caminado con el propósito de escribir. Por mi parte ofrezco en esta página los trabajos que aun conservo. Mucho me hubiera gustado incluir aquí el libro Los mexicanos en la ruta de los polacos, que relata la expedición nuestra al filo noreste del Aconcagua en 1974. Se trata de la suma de tantas faltas, no técnicas, pero sí de conducta, que estoy seguro sería de mucha utilidad para los que en el futuro sean responsables de una expedición al extranjero. Pero mi último ejemplar lo presté a Mario Campos Borges y no me lo ha regresado.

Por fortuna al filo de la medianoche llegamos a dos conclusiones: (1) los montañistas dejan de ir a la montaña porque no hay retroalimentación mediante la práctica de leer y de escribir de alpinismo. De alpinismo de todo el mundo. (2) nos gusta escribir lo exitoso y callamos deliberadamente los errores. Con el tiempo todo mundo se aburre de leer relatos maquillados. Con el nefasto resultado que los libros no se venden y las editoriales deciden ya no publicar de alpinismo…

Al final me pareció que el resultado de la jornada había alcanzado el entusiasta compromiso de escribir, escribir y más escribir.

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