Julián Marías y la super conciencia política

Este filósofo, “una de las cabezas pensantes españolas de mayor prestigio y universalidad”, nació en Valladolid en 1914. Vivió en Madrid gran parte de su existencia, en donde se doctoró en filosofía en 1951. Esto quiere decir que vivió muy de cerca el drama que protagonizaron entre sí las izquierdas de la Segunda República Española: socialistas, anarquistas y comunistas.

Julian Marías
Y se ve que le ha dado vueltas al asunto durante muchos años. ¿Cómo desarrollar un trabajo político sin que el partido dirija las acciones políticas del individuo?“Los partidos me parecen una condición esencial para la legitimidad, la concordia y la vida civilizada. ¿Cómo, entonces, siento repugnancia a pertenecer a cualquiera de ellos?” (  La justicia social y otras justicias Ed. Espasa- Calpe, S. A. Colección Austral, Madrid, 1979).

Sus cuestionamientos son de calidad. Julián Marías es una filósofo de verdad.  Pertenece a ese gran aporte cultural que España ha dado al mundo a través de los siglos.Trae el paquete de los filósofos de todos los tiempos. Pero su visión fresca hace que se aparte del terreno árido especulativo, y aborde cuestiones de los tiempos recientes y con enfoques para el estándar.

Cree dar con la solución que, en realidad, otros ya habían pensado. Es el mismo anhelo de los filósofos que quieren que el individuo sea tan suficientemente filósofo que nadie pueda decirle nada y que él, en cambio, pueda decirle a la sociedad. Como si la humanidad naciera magistral y no existiera el aprendizaje a base de prueba y error. ¡Porque aun la reminiscencia necesita de un período de recordación!

A estas alturas de los tiempos Julián Marías no puede rechazar, ni quiere, la presencia y la acción de los partidos. Sin embargo, considera que la mayoría de los votantes deberían no pertenecer a ningún partido político. Aunque sí ir a votar.

Es decir, actuarían como una super conciencia política que le daría el triunfo a alguno de ellos, pero sin pertenecer al mismo. De esta manera el individuo seguiría libre de todo programa, o control estatutario, y de toda obligación (tal vez algo de esto sucedió en México el 4 de julio del 2000). Los afiliados harían la obra negra respecto de la organización y la propaganda, poner urnas y vigilarlas, contarlos votos y, en último caso, poner el pecho para defender el voto.

Los no afiliados nada más votarían: “Los afiliados deben ser los que organizan el mecanismo electoral en todas sus fases, los que velen por los derechos del partido, los que asumen las funciones políticas, optan a los cargos electivos, ejercen el Poder en caso de triunfo electoral, trazan las líneas de la oposición cuando no alcanzado la victoria. Un partido nacional bien organizado reclama muchos esfuerzos, y no puede funcionar más que con un considerable número de miembros repartidos por el país”.

En ocasiones parece que estamos leyendo a George Orwell con su metáfora de la granja. Hay un determinismo de la historia, el eterno retorno, al que el autor se opone en la escala macro, pero en lo inmediato hay dificultades para descifrar la libertad del individuo en el panorama de un sistema parlamentario.

La democracia no quiere decir libertad,  se hace lo que dice la mayoría.Es la dictadura de la mayoría.Una mayoría decidida por una microminoría desde la Cámara Legislativa.Se la acepta y tolera porque ahí tienen voz las minorías representadas.

El individuo debería ser libre por sobre todas las reglas y a la vez dictar las reglas por medio de su voto individual, universal y secreto. ¿Esto es la esclavitud o sólo la mitad de la democracia? ¿La libertad o el panorama de la casi dictadura? Esta superconciencia política no quiere aprender, no quiere escuchar. Quiere dictar, quiere enseñar. Y a la vez ve a la sociedad actual como una granja en el que las gallinas pueden ir y venir por todos lados pepenando y copulando. Empero, la granja tiene un dueño, o dueños (la Cámara de Legisladores que legislan lo que otros legisladores, cercanos o lejanos, les permiten que legislen), que dice cómo tienen que ser las cosas.

Y el autor, por más que le busca lleno de la mejor intención y armado con las mejores luces de la esperanza y la academia, parece desencantado cuando escribe al final, respecto de este tema y refiriéndose a los dueños de la granja: Son esos mismos señores los que, libremente, por un acto de decisión, imponen el determinismo”.

En suma, el trabajo citado de Julián Marías, en este capítulo concreto, nos vuelve a enfrentar con un enigma. El que a las izquierdas de la Segunda República Española no les fue dado resolver, cuando se encontraban bajo los fuegos cruzados entre la Montseny, la Pasionaria, Franco, Stalin y Mussolini.
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"Filósofo católico español discípulo de José Ortega y Gasset.
Nació en Valladolid el 17 de junio de 1914. En 1919 se traslada con su familia a Madrid y estudia en el Colegio Hispano. Obtiene el título de Bachiller, en Ciencias y en Letras, en 1931 en el Instituto Cardenal Cisneros.
Con gran esmero cursó entre los años 1931 a 1936 (periodo de la República) la licenciatura en Filosofía en la Universidad de Madrid, fue discípulo de Ortega y Gasset, Xavier Zubiri, José Gaos, Manuel García Morente, etc. También empezó la carrera de Química, pero la dejó al comprobar que su verdadera vocación era la Filosofía. En los cinco años de carrera se va a cimentar su formación y lo que luego será su vida profesional y personal. Compañera suya de estudios fue Dolores Franco, que desde 1941 sería su mujer.
Lector insaciable, va formando una biblioteca que le permitiría, con apenas 26 años escribir una "Historia de la Filosofía" citando textos originales que tomaba de entre sus libros. Aprende griego por indicación de Zubiri, y leyendo la primera edición de "Sein und Zeit" de Heidegger en 1934 perfecciona el alemán que había aprendido en las clases de bachiller con Manuel Manzanares. Sus primera publicación de cierta entidad es su participación en el libro "Juventud en el mundo antiguo", editado en 1934 (recogía textos de Marías, Carlos Alonso del Real y Manuel Granell) narrando el crucero universitario que en 1933 realizaron estos estudiantes por el mar Mediterráneo, y en el que también participaron Salvador Espriu, Enrique Lafuente Ferrari, Luis Díez del Corral, Antonio Rodríguez Huéscar, etc.). Asimismo, en 1934 publica una traducción de Auguste Comte, por encargo de Ortega y Gasset" Wikipedia.

Escalada artificial




Todo fracaso en alpinismo es un gran logro.

Si estamos abiertos a aprender la lección.



Necesario cuidar que las cuerdas no se crucen
Sólo es cuestión de tiempo para escalar todo lo que se le presente más arriba.Ël sabe que lo superará.



Nada puede detener a este escalador procedente de la sociedad industrial-consumista. El que aspire a escalar en alta montaña de roca, nieve y hielo, necesita acostumbrarse a subir con bota en todas las cotas.
Tomado del libro Técnica Alpina, editado por la Dirección General de Actividades Deportivas  y Recreativas de la UNAM, 1978.Textos de Armando Altamira G. y dibujos de Manuel Sánchez.

Las fotos corresponden al libro Alpinismo Mexicano, editorial ECLALSA, México, 1972

La escalada artificial se aplica en terreno rigurosamente vertical, en el que presentan desplomes y, en “techos”. Se van colocando clavos a golpe de martillo o  dados  para poder avanzar.

En esta escalada  se usa la doble cuerda. Son dos líneas paralelas que jamás deberán cruzarse (lo que sucede con frecuencia en la práctica) y mediante las cuales el escalador encuentra facilidad para su manejo y un buen margen de seguridad.
En algunos casos suele usarse también la triple cuerda, que cuelga libre entre  escalador  y escalador y cuyo único objetivo es enviar víveres, agua o equipo entre los diferentes miembros de la cordada. Por lo general la triple cuerda es de un diámetro menos que las de ataque.

En escalada artificial se usan estribos (de escalón de duraluminio o madera)  o  de pura cinta para ponerse de pie o sentarse en ellos cuando la pared no presenta rebordes.  Un simple “ocho” en el que se meten las piernas o bien un arnés en toda forma que se consiguen en el mercado ya fabricados para ese uso. Los movimientos de la cordada, o reencuentro de los escaladores,  se hacen sobre estribos.

La eterna prisa de algunos escaladores por subir la más alta pared en el menor tiempo posible y con el mínimo gasto de energías ha llevado al descubrimiento del “ascender”.  Es una especie de pequeña y ligera polea de paredes aplastadas sujeta a la cintura de ataque y la cual mediante un dispositivo permite sólo los movimientos hacia arriba. Este implemento lo emplean quienes ocupan segundos lugares de la cordada los cuales, en vez de escalar por donde pasó el primero, simplemente recorren el desnivel por la cuerda, no por la roca. Cumple el trabajo que antes se realizaba por medio de los nudos Prusik. El ascender es muy efectivo para realizar esa economía de fuerzas y tiempo. Si bien, como se señaló, se priva al segundo de la cuerda del placer de escalar.

 Un escalador de lo artificial  es la antítesis de la escalada libre. El escalador libre debe ser un virtuoso para ir de saliente en saliente desplazándose con toda libertad en tanto la fuerza de gravedad y el terreno   se lo permitan.

Por el contrario, el escalador artificial es prisionero de la ferretería, no puede avanzar sin haber colocado antes otro clavo o fijado de alguna manera su dado u otra clase de artificio que siempre está inventando el diseño industrial. En cambio de ello, puede superar cualquier obstáculo más allá de lo vertical. Y cuando ya no hay fisura donde colocar su clavija le queda el recurso de practicar con taladro eléctrico (antes era con broca de golpe de martillo), un barreno en la roca, colocar su “golo” (remache de diez milímetros), clavo de expansión o su armella y seguir. Lo que va a generar a un escalador libre o un escalador artificial depende del ambiente  socio-  alpino en el que se mueva.

El libre generalmente es un resistente andarín, de esos que les gusta cruzar sierras y valles y acampar en cualquier  lugar al final de la jornada. O plantarse desde media tarde y pasársela tirado fuera de su minúscula tienda individual. O vivaquear a la mitad de la pared, por necesidad o por mero gusto. Por la noche salir a contemplar el pedazo de firmamento que le tocó sobre su vivac.

El artificial es más bien alguien que procede de la sociedad industrial-consumista. Disciplinado socio de los gimnasios es muy resistente para el ejercicio de colocar sus clavos y superar lo que la fantasía le señale. Acampa en los valles, a donde pueda llegar en su automóvil. Su tienda es tan amplia y moderna, con compartimientos para dormir y cocina, que sería la envidia de cualquier jeque del desierto de Arabia. Está al día en cuanto a los avances del extranjero en materia de ferretería diseñada para las montañas. No gusta mucho de hacer vivaques en la pared. Al caer la tarde regresa al valle.



¿Dos milero, tres milero?

Cada generación de montañistas tiene la tentación de  autonombrarse "alpinismo moderno". En tanto las leyes de la fisica no cambien, y la fuerza de gravedad siga ejerciendo su atracción,  el alpinismo de todas las épocas será el mismo que cuando Whymper conquistó el monte Cervino, en el siglo diecinueve, o Chalchihuitzin el Popocatepetl, en el siglo trece( ver nota respectiva del Popocatepetl en este mismo blog).  Lo que sí se moderniza de continuo, afortunadamente, es el equipo. Tanto de abrigo como la "ferretería" y aun de la  alimentación.

Por lo que respecta a una referencia real, exenta de pretensiones egocentricas generacionales, para tratar de situar nuestra actuación en la montaña, sería lo que nosotros hemos llamado la " situación milenaria". ¿Escalas en los 2 mil?, ¿En los tres mil?, etc. Aquí son requerimientos concretos, practicos. Una serie de factores señalados por la altitud. o altura sobre el nivel del mar, nos imponenen las condiciones en las que debemos  movernos, tales como temperatura, altitud ( haciendo referencia a la producción de globulos rojos en nuestra sangre), subir con otro tipo de ropa diferente a la que usamos en los 2 mil metros de altitud, etc. La psicologia  del individuo tampoco es la misma si escalamos una roca dentro de la ciudad ( o en el gimnasio)que si estamos lejos de la gente, entre rocas y hielos... Con base en lo anterior  la propuesta milenaria es: ¿eres dos milero?. ¿tres milero?, ¿cuatro milero?, etc

Lo que importa es que se escale en la montaña.Escalar en el gimnasio,en vez de escalar en la montaña,es como hacer el amor con una muñeca inflable, en lugar de con una mujer real.





 Pero, escales donde quieras o puedas, recuerda que hay más peligro en cruzar la calle de una ciudad que en escalar montañas o caminar por el bosque (hacer click en video)

Conversaciones con Ernest Jûnger

 Jünger llevó una vida durante la segunda guerra mundial que no debió ser ajena a muchos alemanes que se encontraron en su posición. Era parte de las fuerzas de ocupación en Francia y, según sus confesiones a la prensa (yo las encontré en un trabajo de Julien Hervier que le hizo una entrevista cuando Jünger tenía noventa años de edad. El trabajo se llama Conversaciones con Ernest Jünger), desde ese puesto ayudaba a gente de diversas nacionalidades, incluidos judíos. Tal vez podríamos pensar en lo que la literatura de aventura ha dado en llamar “doble espía”. O bien de alguien que al terminar las hostilidades declara no haber estado de acuerdo con la causa a la que en realidad había servido con entusiasmo.

Ernest Jünger
Su espíritu de aventura lo llevó a alistarse tempranamente en la Legión Extranjera antes de 1914. Su padre logró sustraerlo de esa situación y lo regresó a casa. Para consolarlo le prometió que formaría parte de una expedición alpina al Kilimanjaro en África, pero en breve estalló la primera guerra mundial en la que pelearía los años que durara el conflicto. Fue herido catorce veces y al final le otorgaron la medalla ‘Al mérito”, que era la más alta distinción alemana. El caos económico y el desorden de la sociedad, llevado a cabo por los partidos políticos, hicieron de Alemania (todos decían querer salvarla) poco menos que la tierra de nadie. Jünger participó al lado de los cuerpos francos de filiación paramilitar que, metralleta en mano, enfrentaban a los anarquistas y socialistas de todo matiz. Irónicamente él se confesada más tarde como un “anarca”. Como parte de los Cascos de Acero trataba de poner orden en todas partes: “De ese año datan sus primeros artículos de periodista político en El Estandarte, suplemento extremista de la revista de los “Cascos de Acero’ la más importante liga alemana de ex combatientes”. Por esa época escribe un manual de táctica de guerra.

En la segunda guerra mundial es parte del ejército de ocupación en Francia en donde es llevado a formar parte del Estado Mayor alemán. Sus conocidos le reprocharán haberse identificado con la subversión interna cuando las cosas empezaron a ir mal. Sus amigos del Estado Mayor lo envían al frente del Cáucaso para sondear las reacciones de los oficiales ante una eventual violencia contra Hitler”. Se preparaba ala sazón el atentado que llevaría a cabo más tarde el conde Stauffenberg.

Ateo o cripotocristiano, le da por leer la Biblia en medio de la guerra para poder sobrellevar la situación bélica que al parecer ha llegado a incomodarle o aterrarle.

No obstante su declarada posición antinazi posterior, sus conocidos lo señalarán al final de haber trabajado con empeño en la segunda guerra mundial: “Después de la capitulación alemana, a pesar de su claro repudio al nazismo, choca con la hostilidad de aquellos que lo acusan de haber sido su precursor”. Durante las guerras habló el lenguaje de éstas. En la segunda pos guerra habló el lenguaje de la paz. Y de haber sido un decidido defensor de su nación más tarde lo vemos como decidido protagonista del concepto de nación y defensor de un orden internacional sin fronteras.

La historia de Jünger fue en realidad la de miles de alemanes. Se vieron envueltos por fuerzas poderosas y encontradas. Pero a él se le conoce por su incursión en el campo de la literatura Dice que leía mucho Y que escribía sus proyectos de novelas aun en las trincheras de la primera guerra mundial entre ataque y ataque. Es natural que sus trabajos reflejen el ambiente de conflicto que entonces prevalecía en Europa. Su primer libro publicado fue Tempestad de Acero que de inmediato tuvo un general reconocimiento. Durante la ocupación de Francia se reunía, con permiso de sus superiores en tertulias literarias con escritores franceses y de otras nacionalidades.

La vida de Ernst jünger fue versátil, basada en su participación en las dos grandes guerras se podría escribir de él que fue un alemán a la altura de los tiempos. Pero, ¿de los tiempos de quiénes? Los diversos bandos lo consideraron como uno de ellos. Por lo mismo no faltaron quienes lo señala como uno que en realidad pertenecía al bando contrarío.



"Se une a los Wandervögel en 1911, un movimiento juvenil que sostenía principios radicales posteriormente adoptados por el movimiento hippie, extremaba el espíritu de la naturaleza y la búsqueda de los bosques así como el respeto absoluto por la vida animal. Además, a diferencia de estos últimos teñía su ideario de una glorificación de la nación alemana.

Jünger pasó una parte de la II Guerra Mundial como militar en el París ocupado, donde a partir de 1941 frecuentó los salones literarios y de fumadores de opio, así como la bohemia parisina, se dejó invitar por los oficiales que comenzaban a rebelarse contra Hitler y salvó la vida a cuantos judíos represaliados pudo.
 La prohibición de sus publicaciones en 1949 surge a raíz de negarse Jünger a cumplimentar un formulario sobre la desnazificación en la zona de ocupación británica. Esta prohibición le llevó a mudarse a Ravensburg, en la zona de ocupación francesa.

Desde que en los años 50 entablara amistad con Albert Hofmann, el creador del LSD, varios de los libros de Jünger versaron de forma directa o indirecta sobre la experiencia psicodélica.
En 1952, después de su primera experiencia con la LSD, escribe Besuch auf Godenholm (Visita a Godenholm), cuya publicación coincidió con la aparición de Las puertas de la percepción, de Aldous Huxley.
En 1959 se le otorga la Cruz del Mérito Federal, junto al pintor Otto Dix" Wikipedia.

Escalada libre




Todo fracaso en alpinismo es un gran logro.

Si estamos abiertos a aprender la lección.







Gravedad,voluntad y destreza corporal es la trinidad siempre presente en la escalada libre.

 En la mixta y en la artificial además se cuenta la "técnica con herramientas"

Hace ya medio millón de años que abandonamos este ejercicio de bajar y subir a los árboles cuando ibamos a recolectar. Las calles de la ciudad son horizontales y hay que empezar a recordar como se sube y se baja.


Tomado del libro Técnica Alpina, publicado por Actividades Deportivas y Recreativas de la UNAM, 1978. Textos de Armando Altamira G. y dibujos de Manuel Sánchez.

La escalada libre es la que se ejecuta únicamente con las manos y con los pies, sin utilizar ningún otro implemento más que la cuerda sencilla. Sólo los anillos de cuerda para  asegurarse de algún reborde natural forman parte del bagaje. En todo caso  la escalada en la montaña se asegura de abajo hacia arriba, lo que da libertad de acción y exploración al primero de la cuerda.


 Sólo en los salones de escalada se asegura de arriba hacia abajo. Esto último propicia una dependencia exacerbada hacia el seguro de la cuerda. Y con el tiempo inhibe las potencialidades del escalador.

Algo respecto del nerviosismo que se siente al comienzo de una escalada. La ansiedad o tensión, esa que nos hace sudar las manos cuando comenzamos la ascensión, sea escalada vertical o de talud, es absolutamente natural (y al que no le suden las manos mejor que se regrese)Tiene la función de adaptarnos a la situación que estamos desarrollando:

 "Desde el punto de vista neurobiológico la ansiedad no es una enfermedad sino una respuesta natural del organismo que nos adapta y dispone para enfrentarnos a lo que puede dañarnos física o mentalmente. Su objetivo es avisarnos que hay peligro y debemos prepararnos para atacar o salir huyendo." escribió Miguel Pérez de la Mora, del Instituto de Fisiología Celular, de la Universidad Nacional Autónoma de México, en la revista Academia del 1 de agosto de 2016.

Agrega que cuando aparece la ansiedad y no haya riesgo, o si su intensidad no guarda relación con el estímulo que la origina, se torna patológica, es decir, enfermiza.

El desplazamiento natural de la escalada libre en la montaña consiste en conservar siempre tres puntos de contacto con la roca, en tanto el cuarto (que puede ser una de las manos o uno de los pies) se desplaza para buscar el siguiente apoyo de avance. La exploración visual tiene que preceder cualquier movimiento (para este aspecto en particular ver, en este mismo blog, la nota "A.Abagnnano y la intuición en la escalada")

Por lo regular la escalada libre pura es practicada sólo por un número reducido de individuos.

El escalamiento es la continuación lógica y natural del acto de caminar.
Por eso en el principio tendrá que practicarse, a lo largo de varias temporadas, en terreno sencillo, sin accesorio alguno.



Lo que sí es indispensable desde el comienzo, es que el individuo se acostumbre a subir con botas para montaña y mochila. Esto en la perspectiva de capacitarse  para ulteriormente escalar en alta montaña. De todas maneras en alta montaña de nieve y hielo  no podrá subir con tenis con los que  acostumbra escalar en las losas calientes de  la  baja montaña.


José Méndez (recuadro) sube sin  cuerda y con botas en la pared de Los Perros, Salazar, estado de México (foto de 1955).
Realizó, con Heriberto Salazar, la conquista de la pared oeste de la  Torre Negra, en la cañada Nexpayantla, Popocatépetl.
Llevó a cabo la segunda solitaria a la pared norte Benito Ramírez, en el Circo del Crestón, Macizo de las Monjas, arriba de Chico, Hidalgo. 
 
Las botas estarán provistas de suelas especiales para escalar, pues se adhieren muy bien a la superficie, lo que da seguridad y confianza.
La mochila será sin  armazón, de las llamadas de “ataque”, y contendrá siempre, aun en las fases posteriores y últimas del aprendizaje, un peso moderado.


Se intuye que, mientras escalamos, la eternidad se encuentra un centímetro bajo nuestras botas.
Y, no obstante, por  salud física y mental  la escalada libre debería practicarla el individuo en todas las etapas de su vida. No como deporte sino como una forma de vida. En México se practica deporte de los 15 años de edad a los 35. Después se entra en un sedentarismo  patológico. Para tratar este asunto con responsabilidad ponemos la imagen de la escalera.

Para niños la escalera estaría a los 20 grados de inclinación. Para adolescentes 45 grados. Entre la juventud y la adultez se levantaría la escalera de manera gradual hasta los 90 grados. Después de los cincuenta años de edad la escalera iría bajando otra vez hasta los 20 grados. Es sólo una estimación para dar idea del factor dificultad de la montaña-edad humana.

Como se dijo,lo de la escalera  es sólo una metáfora.Escalar en un gimnasio,en vez de escalar en la montaña,es como hacer el amor con una muñeca inflable, en lugar de con una mujer real.

Por lo demás el escalador será tan sabio como para aceptar que con el tiempo no se juega. Mas o menos como sucede en el amor. Si se sitúa en su rango de edad no estará cometiendo ningún anacronismo. Imagine a alguien de ochenta años de edad queriendo emborracharse con cerveza como lo hacía cuando tenía veinte…

En el deporte de competencia de lo que se trata es conocer sus propios límites. El contrario es solo un pretexto que ayuda a conocernos. Se compite con sí mismo. Así es en escalada. Una vez conocidas sus capacidades, el escalador responsable para con él mismo, con su familia y con su sociedad, tendría que mantenerse en la práctica del 90 por ciento, o menos, de su potencial.



 
Siempre hay que cargar en la mochila un poco de miedo. El miedo es un logro para la supervivencia que debió llevarle a la Naturaleza millones de años perfeccionar. El miedo es como un radar o un  sonar, que nos informa de las posibles eventualidades a las que podemos enfrentarnos.
De ahí que sea una imprudencia recurrir al doping porque adormece la función del miedo.

Armando Altamira G.(con botas) en la primera solitaria a  la pared norte "Benito Ramiréz", Circo del Crestón, Grupo de las Monjas, de Chico Hidalgo, México(foto de Jorge Meneses, escalador de Pachuca, en el invierno de 1956).
Para esta fecha el primer tramo, de cuarenta metros, estaba completamente libre de clavos.

Desempeñarse en el 100 por cien de su capacidad, o más, solamente s e entiende en tres casos: 1) lo hace lícitamente por salvar alguna situación, eventual, en extremo peligrosa ,2) está llevando la práctica de la escalada a niveles patológicos y necesita con urgencia atención médica o,3) está utilizando alguna clase de dopaje que ya no le permite ver con claridad la situación y  su corazón trabaja ya  en límites prohibidos. Estos tres casos están muy documentados en la práctica del alpinismo mundial.

¿Dos milero, tres milero?
Cada generación de montañistas tiene la tentación de  autonombrarse "alpinismo moderno". En tanto las leyes de la fisica no cambien, y la fuerza de gravedad siga ejerciendo su atracción,  el alpinismo de todas las épocas será el mismo que cuando Whymper conquistó el monte Cervino, en el siglo diecinueve, o Chalchihuitzin el Popocatepetl, en el siglo trece( ver nota respectiva del Popocatepetl en este mismo blog).  Lo que sí se moderniza de continuo, afortunadamente, es el equipo. Tanto de abrigo como la "ferretería" y aun de la  alimentación.

Por lo que respecta a una referencia real, exenta de pretensiones egocentricas generacionales, para tratar de situar nuestra actuación en la montaña, sería lo que nosotros hemos llamado la " situación milenaria". ¿Escalas en los 2 mil?, ¿En los tres mil?, etc. Aquí son requerimientos concretos, practicos. Una serie de factores señalados por la altitud. o altura sobre el nivel del mar, nos imponenen las condiciones en las que debemos  movernos, tales como temperatura, altitud ( haciendo referencia a la producción de globulos rojos en nuestra sangre), subir con otro tipo de ropa diferente a la que usamos en los 2 mil metros de altitud, etc. La psicologia  del individuo tampoco es la misma si escalamos una roca dentro de la ciudad ( o en el gimnasio)que si estamos lejos de la gente, entre rocas y hielos... Con base en lo anterior  la propuesta milenaria es: ¿eres dos milero?. ¿tres milero?, ¿cuatro milero?, etc



Volvemos a lo que hemos perdido en agilidad con nuestra vida de la ciudad industrial, calles  horizontales, sedentarismo con lo del descubrimiento de la agricultura,sobre peso...Es cosa de readaptarnos a como eramos. Y cómo eramos viene de muy lejos. Hablando de la vida en el terciario, H.H.Read, apunta, en su obra Geología,(Fondo de Cultura Económica,México,1975): " Los primates más antiguos,orden al que pertenece el hombre,venían,probablemente,de los insectívoros cretáceos, algo como un trepador moderno,y a través de formas análogas a las de los lemúridos se desarrolló el gran tronco de donde procede el hombre.La vida en los árbole requiere buena vista y un cálculo exacto de las distancias,equilibrio físico y buenas facultades prehensoras en las extremidades.Con la agilidad del cuerpo,se desarrolló la actividad cerebral para coordinar las distintas funciones y en el plioceno apareció algo semejante a un hombre."

 Como sea, recordamos aquí las palabras de Baltasar Gracián, ese sabio español de comienzos del siglo diecisiete que se refiere a las varias etapas de la vida del individuo:" Depende también de la edad;niñea y caduca con ella;su extremado vigor está en el medio;hasta los sesenta años es el crecer;desde ahí adelante ya flaquea,y conócese bien en las obras de los más grandes hombres;hasta los cuarenta años no está del todo hecho, y aunque a veces más picante,pero no tan sazonado,que es gran perfección la madurez;de modo que su florecer  son veinte años,y si pareciere poco,sean treinta."(Agudeza y arte de ingenio)



Pero, escales donde quieras o puedas, recuerda que hay más riesgo en cruzar una calle de la ciudad  que en escalar una pared de roca, nieve y hielo o que caminar en el bosque (hacer click en video)







Norman Mailer Los desnudos y los muertos

 Los norteamericanos siempre creyeron que los japoneses contaban con fuerzas suficientes para defender la isla Anopopei, en el Pacífico. Después se darían cuenta que en realidad el enemigo había estado mal aprovisionado, que su armamento era insuficiente y que su resistencia había sido ejemplar.

Sin embargo el general Wilson Cummings, encargado del ejercito en aquel lugar, tuvo que considerar varios planes para poder lanzar la ofensiva final. Encontró que era necesario enviar a una patrulla a inspeccionar el terreno que quedaba en la retaguardia del enemigo. Se trataba de una isla pero cuya extensión era de setenta kilómetros. Por lo mismo se hacía necesario tener información de la topografía y de las reservas reales con que contaban los “japos”.

Y esta es la historia de esa pequeña partida de soldados norteamericanos que, con disciplina y miedo, se internan en la selva llena de enemigos de los que en realidad desconocen todo su potencial. Tienen ocasionales encuentros con los ocupantes a tos que les hacen alguna baja y ellos mismos tampoco salen ilesos. El balance final será de un muerto por cada lado.

Cuando estaban con el grueso del ejercito su actitud se limitaba a rutinas y hacían lo menos que podían. O se la pasaban buscando el pretexto para que los declararan incapacitados y de esa manera fueran trasladados a otro lugar o regresados a Estados Unidos. Pero una vez que se han desprendido del grueso de las fuerzas, y deben actuar solos, empiezan a hacerse una serie de reflexiones que hasta entonces no habían considerado: “ Que coño es eso del alma?” Nunca va a alcanzar Mailer los niveles de descripción de Faulkner cuando se trata de plasmar la conducta de los soldados norteamericanos de esa contienda, pero desde luego que se va a situar muy por arriba de una infinidad de escritores de ese país que abordaron el mismo género literario.

Otro del pelotón tiene el pensamiento que muchos soldados norteamericanos, en el frente, debieron tener: nosotros peleando por defender los valores de nuestra civilización, la patria, la economía y nuestro hogar, y nuestras esposas y novias...

Goldstein, el judío, sueña con regresar a Estados Unidos y emprender un negocio. Entre tanto, no puede evitar hacer algunas reflexiones, respecto de los judíos, como ésta: “Somos un pueblo perseguido, rodeado de opresores.. .siempre vamos de desgracia en desgracia.. .sin ser queridos y en tierra extraña”. El autor se sirve de uno de sus personajes para hacer algunas consideraciones respecto de la naturaleza de los judíos. La reflexión que Goldstein se hace es que: “un judío es un judío porque sufre. Todos los judíos sufren...De este modo perduramos”

Mailer describe el estado de ánimo de los soldados del pelotón de esta manera: “Una hormiga que caminara en línea recta habría avanzado con la misma velocidad: No pensaban en ceder ni en continuar. Y cuando al fin deciden regresa sin haber terminado su misión, y consiguen llegar de nuevo donde está el ejercito se percatan que la isla ha sido tomada completamente por sus compatriotas Pero nadie se da cuenta que han regresado. 
Mailer

Simplemente se les había olvidado la existencia de aquel puñado de valientes.
Hay un soldado, Martínez que es mexicano. Entre otras cosas, Mailer es uno de los escritores norteamericanos que no pone al mexicano como un macho vale madre, pistola al cinto estilo Pedro Infante y botella de tequila en la mano, violador de mujeres y asesino de niños y ancianos. No. Martínez es tan cobarde, valioso, mediocre y heroico, como el resto de los soldados.

Esta novela fue publicada en Estados Unidos en 1948, apenas tres años de haber terminado la guerra. El autor tenía entonces veintiséis años de edad. Tras graduarse en Harvard y alistarse en el ejercito había estado entre las tropas que ocuparon Japón después de la derrota. La crítica calificó este trabajo como “la más grande novela de guerra escrita en este siglo”. Norman Mailer fue comparado con Hemingway y con Tolstoi. En varias ocasiones ha recibido el premio pulitzer en atención a su labor de novelista.


"Norman Mailer nació en una familia judía. Se crió en Brooklyn, Nueva York, y en 1939 comenzó sus estudios de ingeniería aeronáutica en la Universidad de Harvard. Allí empezaría a interesarse por la escritura y publicó su primer relato a los 18 años.
Vivió sus últimos tiempos en Provincetown, Massachusetts. Habrá de morir a consecuencia de una insuficiencia renal. Se casó seis veces; desde 1980, con Norris Church, y tuvo nueve hijos. En 1960, apuñaló, de forma menos grave, a su segunda mujer Adele Morales con un cortaplumas durante una fiesta. Escribió su último libro en colaboración con su hijo John Buffalo Mailer: "The Big Empty".
Mailer fue reclutado para el ejército durante la Segunda Guerra Mundial, sirvió en el sur del Océano Pacífico. En 1948, justo antes de entrar en la Sorbona en París, escribió la obra que le haría famoso en el mundo: The Naked and the Dead (Los desnudos y los muertos) basada en sus experiencias durante la guerra. Fue aclamada por muchos como una de las mejores novelas americanas tras la guerra y la Modern Library (sección de la editorial Random House) la calificaría como una de las 100 mejores novelas" Wikipedia.





Heidegger y el desencanto

Fue un alemán nacido en Messkirch( Baden) el 26 de septiembre de 1889. Vivió en su patria antes de las dos grandes guerras mundiales, durante ellas y después de ellas. Además en su niñez y adolescencia había escuchado mucho de la guerra prusiana. Conociendo estos datos podríamos preguntarnos qué de raro tiene que haya sido su modo de pensar por demás escéptico. Sin embargo no representa lo característico de su pueblo que luchó, cayó y volvió a levantarse.




Su obra denota una enorme influencia de Schopenhauer pero carente de la prosa fluida, y exposición de  ideas perfectamente entendibles, a la luz del sol, de aquel. 

Heidegger
Espíritus como él tienen que bucear en el profundo océano del desencanto. Con este escepticismo se identificarían, por cierto, millones de individuos a lo largo de varias generaciones e influirían muy directamente a gente de letras como Sartre y Kafka. Heidegger, tenido por algunos pensadores como “el mejor filósofo alemán” al parecer tampoco pudo desenredar la madeja y se dice que su “filosofía de la existencia es la expresión de la gran desilusión por la cultura y La técnica modernas”.

Deslumbrado por la firmeza con que el nacionalsocialismo defendía sus puntos de vista, respecto de un resurgimiento de la cultura, fue decidido defensor del nazismo. Sin embargo se trató de su postrer intento de agarrarse a algo concreto de dimensión grupal. Después dejó de creer en casi todo.


Ante el espectáculo de la abundancia de planes, que surgían por todos lados, prometiendo una fórmula salvadora, en la primera posguerra, se retrajo al plano de lo individual para pasar a creer sólo en la acción que tuviera lugar en el compromiso personal estaba justificado”. Esto lo dice Ernest Friedich Sauer en su libro Los Filósofos Alemanes”. Se defenderá en lo sucesivo contra la angustia y el sentimiento de culpa promoviendo la vida y La utilidad objetiva.

Pero, cosa curiosa, a pesar de todo su escepticismo sigue siendo un tipo creyente o religioso: “ De todas maneras siempre he rechazado que se me cuente entre los ateos” dijo en cierta ocasión. Sin embargo será como una esencia religiosa, al estilo del cristianismo liberal, donde la relación con la divinidad es de tipo personal y no comunitario, más allá de los muros del templo.

Retraído a lo individual, Heidegger ha dejado de creer en lo comunitario: Hay una escuela del pesimismo moderno”. Se cree que su filosofía va a producir un hombre cuidadosito, un “hombre pálido”, un individuo que va a florecer lejos del sol. Siente aversión por el número y asegura que, tanto en Rusia como en Estados Unidos, prolifera “el signo de lo siempre igual y de lo indiferente, hasta que esta cantidad se cambie en auténtica cualidad”.

Al no creer ya en la comunidad, este pensador hace del individuo el punto central del mundo, y pasa a ser un decidido defensor del etnocentrismo. La manera de pensar de Heidegger, “el más grande filósofo alemán”, es incierta, como el que da garrotazos en la oscuridad haber cuándo pega en el blanco. Sabe que aun la idea más rara, o disparatada, encontrará su público entre los millones de lectores asiduos de este planeta. Sauer hace una analogía de su pensamiento, comparándolo con la actividad de un alpinista que efectúa una azarosa ascensión y pierde el rumbo en la noche, encontrándolo en ocasiones, y en otros ratos lo vuelve a perder.




“Martin Heidegger estudió teología católica, ciencias naturales y filosofía en la Universidad de Friburgo de Brisgovia, donde fue discípulo de Heinrich Rickert, uno de los máximos exponentes del neokantismo de la Escuela de Baden y luego asistente de Edmund Husserl, el fundador de la fenomenología. Comenzó su actividad docente en Friburgo en 1915, para luego enseñar durante un período (1923–1928) en Marburgo. Retornó a Friburgo en ese último año, ya como profesor de filosofía.
Es una de la figuras protagónicas de la filosofía contemporánea: influyó en toda la filosofía del existencialismo del siglo XX, fue uno de los primeros pensadores en apuntar hacia la «destrucción de la metafísica» (movimiento que sigue siendo repetido), en «quebrar las estructuras del pensamiento erigidas por la Metafísica (que domina al hombre occidental)», que planteó que «el problema de la filosofía no es la verdad sino el lenguaje», con lo que hizo un aporte decisivo al denominado giro lingüístico, problema que ha revolucionado la filosofía. Mantuvo vigencia en muchos pensadores europeos —y con el paso del tiempo en los no europeos—, a partir de la publicación de Ser y tiempo (1927). El estilo innovador, complicado y aun oscuro que utiliza Heidegger con el fin de abrir-mundos según el pensador (y que muchos consideran que es terriblemente oscuro y casi místico) influyó en Hans-Georg Gadamer, el estilo singular y difícil que utiliza Jean-Paul Sartre en El ser y la nada, el de Jacques Lacan cuando redacta sus Escritos, el de Jacques Derrida con su crítica a la Presencia, Gianni Vattimo y a una gran parte de pensadores envueltos en el debate sobre la muerte de Dios y el Ser, el nihilismo, la postmodernidad y la época post-capitalista. Ahora bien, la obra de Heidegger, aborda, al tratar problemas ontológicos, también problemas de tipo semiótico; es de este modo que influye directamente en los hermenéuticos: Paul Ricoeur, Rüdiger Bubner y Hans-Georg Gadamer” Wikipedia.

Bakunin y la Novena

Todos podemos imaginar como Bakunin, el gran rebelde, se ha ido poniendo tieso, sentado en su palco, en tanto escuchaba a esa orquesta de la Opera Real de Dresde. Esta, bajo la dirección de Ricardo Wagner, se encuentra ejecutando la Novena Sinfonía de Beethoven. Su mirada se hace brillante, casi al punto de las lágrimas y su rostro se transforma al grado que no puede contenerse. Y brinca, bajo el delirio, encaramándose al podio de esa orquesta, hasta llegar a Wagner bajo la expectación del público, también delirante...

Quizá el jazz con su amplia libertad para la improvisación pudiera satisfacer a los anarquistas, cuando hablan, con ese gran anhelo de la vida renovada, de derribar Lo establecido. Los cantadores de sones huastecos con su extraordinaria facilidad para componer versos, sobre la marcha en el borde mismo de la mesa del cliente, también debe decirles mucho.

El ir siguiendo una partitura que se escribió hace mucho tiempo es una cosa absurda, horrible, falta de imaginación, de poder creativo. Esforzarse en reproducir fielmente La Gioconda una aberración para el genio creador que hay en los humanos. La reproducción idéntica de los rasgos de Tlaloc, por los tlacuilos, en Los códices a través de los milenios o en las estelas de roca, es igualmente absurdo, decadente.
Bakunin

Para el pensamiento anarquista en esto no hay nada de revolucionario. El arte debe ser sustituido por la artesanía. Un pueblo no se puede dar el lujo de tener solamente uno o dos genios. Cada hombre y cada mujer deber ser artistas, artesanos. El arte del pueblo, por el pueblo y para el pueblo.

Para Proudhon es mejor que un pueblo tenga 10 mil artistas pintores a que tenga un genio de La pintura. En realidad el antiautoritario Luchador social (igual que Lo dice Totstoi) intuye que en todo esto hay mar de fondo y de manera instintiva se rebela. Lanza anatemas y condena aun antes de saber con certeza de qué se trata. Pero un día lo descubre. Proudhon no se chupa el dedo, sabe y va al grano con ejemplar honestidad intelectual: El artista tiene poder sobre nosotros, como el hipnotizador sobre el hipnotizado”.

Al condenar el anarquista a esa obra maestra condena al artista genial y anuncia la desaparición del museo de arte. La sociedad de ahora ya no es la misma de hace medio siglo ni menos de hace 300 años. Cada tiempo tiene su sociedad y cada sociedad tiene sus gustos y sus necesidades. El pintor o el músico o el escultor o el ebanista no puede ignorar el presente y estar reproduciendo los mismos rasgos que alguien pintó en siglos pasados.

La figura del bombista irreverente se ríe del adusto edificio de gobierno, que sabe que lo puede hacer volar en cualquier momento. Pero, ¿cómo hacer volar en mil pedazos la tradición cultural que desde el nacimiento de esa sociedad se ha venido depositando en La mente de los humanos? Se necesita otro tipo de bombista. Pero ni Ibsen, Nietzsche, Wagner, lo han logrado. Ni Bakunin.

Miguel Bakunin, la encarnación misma del espíritu de rebelión, tiene que aceptar, ya casi en su lecho de muerte que, después de todo, hay algo que sobrevivirá a las bombas y al mismo final de los finales. Ni el nuevo diluvio universal lo dañará. Solamente Dios sobrevivirá a toda catástrofe universal. Bakunin sabe ya que otra cosa, que no es Dios, también sobrevivirá. Dice:  "Todo pasará, y el mundo perecerá, pero La Novena Sinfonía sobrevivirá”.Recuerda, pues es algo que no ha olvidado ni jamás ha querido olvidar, aquel día en la Opera Real de Dresde que llegó hasta Wagner para gritarle: Si toda la música estuviera condenada a perecer en la conflagración universal, por venir, nosotros ( él y Wagner) tendríamos que salvar esa Sinfonía, aun a riesgo de nuestras vidas, si fuera necesario”.

Y con esto quiso decir que también tendrían que salvar la partitura y la orquesta, el elemento humano, los músicos, para que la ejecutaran, igual que como Beethoven la escribió, sin variar un ápice Y también construir un museo para resguardarla. Y una hermosa sala   para escucharla...


“(Mijaíl Alexandrovich Bakunin; Priamujino, Rusia, 1814-Berna, 1876) Teórico político y agitador revolucionario anarquista ruso. Hijo de un terrateniente de ideas liberales, estudió en la escuela de artillería de San Petersburgo y llegó a ser oficial de la guardia imperial. Enviado a una unidad militar en la frontera polaca, se ausentó sin permiso y a punto estuvo de ser juzgado por deserción. Tras abandonar el ejército, comenzó a interesarse por la filosofía, principalmente por la obra de los alemanes Fichte y Hegel, y fue a estudiar dicha materia en Moscú y San Petersburgo”.Wikipedia

La ruta del Dr. Shannon, novela de A. J. Cronin

Cronin
Sucede que en la ciencia se desarrollen dos investigaciones idénticas, al mismo tiempo, independientes una de la otra, sin conocimiento que ello se esté dando, en ese mismo país o incluso, en lejanos continentes.

Va a ganar, a ser reconocida por la comunidad científica internacional, y premiada, la que primero sea publicada. La otra, igualmente valiosa, será ignorada y arrojada al cesto de  la basura.

Recuérdese el descubrimiento del cálculo infinitesimal por Leibniz y publicado en 1684.Frederick Copleston escribe que Newton ya había escrito sobre el tema pero, lo publicó hasta 1687...

Va a ganar el académico donde más recursos económicos y logísticos le aporte el gobierno de su país a la universidad. Gobiernos que vean la educación y la investigación como una inversión, jugarán en la longitud de las grandes naciones.

El gobierno que vea el presupuesto universitario como un gasto se perderá su nación entre el montón de los países. Ese es el fondo de La ruta del doctor Shannon. Fue planteado en la estructura de una exitosa  novela, no de un sesudo estudio sociológico que no leen más de diez especialistas.

Su autor, Archibaldo José Cronin, es dueño de una novelística que tuvo un éxito sorprendente en el primer tercio del siglo veinte, en Europa, y varias obras suyas fueron llevadas al cine norteamericano.

 Relata el ambiente médico a través del instituto universitario de investigación, en hospitales estatales, clínicas y consultorios privados. La probidad profesional de sus personajes debe luchar constantemente contra el medio hostil,  la ganancia fácil y la conducta relajada.

De hecho es una obra que se desarrolla en dos ediciones, dos títulos, como Los verdes años y La ruta del doctor Shannon. La primera son las peripecias de un joven estudiante  de la media superior que, trasplantado al suelo inglés, en condiciones familiares y económicas difíciles, debe luchar denodadamente por seguir con sus estudios.

 El segundo libro se refiere a la vida del brillante investigador pero pobre, que quiere desarrollar una investigación médica propia pero al que se le impone otra investigación que él no siente. Tiene encima toda la estructura de la universidad, con su instituto de investigación, donde algunos eméritos firman como suyas investigaciones brillantes que llevan a cabo ayudantes que seguirán en el anonimato.

Este es el caso del petulante Hugo Usher, profesor que cuida más proyectarse como presidente del próximo Congreso de Patología que resolver enfermedades que  asolan a la gente, en especial de las comunidades rurales pobres de Inglaterra.

Rebelde, Roberto Shannon debe ir de un lugar a otro, cada vez en peores condiciones económicas y de investigación. Al punto que por algún tiempo debe seguir vistiendo el viejo uniforme de la marina  al regreso de la guerra.

El otro asunto que debe enfrentar Shannon es el de los prejuicios religiosos, cristianos, que tanto han convulsionado a Europa y de hecho a todo el mundo occidental.

Jean Law, la recatada estudiante, de “desprevenida ingenuidad”, discípula suya en la universidad de Winton, está enamorada  de  él pero, es protestante y Roberto es católico.

 Esto en cualquier ciudad y pueblo  de México, país católico en un noventa por ciento, no levanta ampolla y apenas llamaría la atención.

Pero Inglaterra, país que por decretó prohibió el catolicismo e impuso el cristiano liberal de Estado, el tema es de lo más complicado.

Tratado el asunto con la mayor responsabilidad, sus personajes, enamorados, deben enfrentar sus creencias al punto de llevar la trama al rompimiento de sus relaciones.

Y, sin embargo, cuando la ruta parece de lo más fragmentada y sin esperanzas de solución, se rehace lo único que puede hacer que el sol vuelva a brillar: el amor.

Como  en pocas novelas, aquí  la prosa y el estilo de Cronin ofrecen una creación literaria de esas que se leen y se releen. Por lo demás, La ruta del doctor Shannon es casi la autobiografía de Cronin.



“Nacido en Cardross, Dunbartonshire, Escocia, Cronin fue el único hijo de padre católico y madre protestante y más tarde, escribiría sobre un joven en un similar contexto (Los verdes años). Fue un estudiante precoz en la Academia de Dumbarton y ganó muchos concursos de escritura. Debido a sus habilidades excepcionales, le fue entregada una beca para estudiar medicina en la Universidad de Glasgow. Allí conoció a su futura esposa, Agnes Mary Gibson, quien era también una estudiante de medicina. Se graduó con muchos honores en el año 1919.
Cronin ejerció como doctor en varios hospitales, antes de servir como cirujano en la Royal Navy, durante la Primera Guerra Mundial. Después de la guerra, comenzó una práctica en un área minera, en la zona de Gales del Sur y fue designado el Inspector Médico de Minas. Utilizó sus experiencias sobre los efectos de la industria minera sobre la salud de los trabajadores para sus  novelas posteriores, La ciudadela, situada en Gales, y Las estrellas miran hacia abajo, situada en el noreste de Inglaterra. Finalmente se estableció en Londres, y ejerció en Harley Street. En sus vacaciones en las tierras altas escocesas, escribió su primera novela: El castillo del odio, que alcanzó un éxito inmediato. Cuenta la historia de una familia caída en la ruina por el orgullo, obstinación y fanatismo de su patriarcado. Al final de los años '30, Cronin se mudó a los Estados Unidos con su esposa y sus tres hijos, trasladándose luego a New Canaan, Connecticut. Más adelante, volvió a Europa y durante los últimos 25 años de su vida, vivió en Suiza. Continuó escribiendo a los ochenta años. Murió el 6 de enero de 1981 en Montreux,Suiza.
Muchos de los libros de Cronin fueron bestsellers que fueron traducidos a numerosas lenguas. Su punto fuerte eran sus habilidades y su poder de observación y descripción gráfica. Algunas de sus novelas e historias se basan en su carrera médica, mezclando realismo, romance, y crítica social. Se dice que su novela La ciudadela contribuyó a establecer el servicio nacional de salud en Reino Unido, exponiendo la injusticia, explotación e incompetencia de la práctica médica en esa época.
•    El castillo del odio (1931)
•    Gran Canaria (1933)
•    Las estrellas miran hacia abajo (1935) ISBN 950-04-0406-0
•    La ciudadela (1937) ISBN 84-01-49153-3
•    Velando en la noche (1939) ISBN 84-261-0552-1
•    Las llaves del reino (1941) ISBN 84-261-5537-5
•    Historia de una maletin negro (1943) ISBN 84-7118-830-9
•    Los verdes años (1944) ISBN 84-7118-720-5
•    La ruta del doctor Shannon (1948)
•    El jardinero español (1950) ISBN 84-7118-966-6
•    Aventuras en dos mundos (1952) (autobiografía)
•    La luz del norte (1958)
•    Cronin: Obras selectas (1958) ISBN 84-261-0265-4
•    El doctor nativo (1959) ISBN 84-261-1696-5
•    La canción de seis peniques (1964)
•    La miseria y la gloria (1969) ISBN 84-261-5795-5
•    Un bolsillo lleno de vodka (1969)” Wikipedia

La culpa, según Aristóteles

Editado por la Universidad Nacional Autónoma de México, 1994,traducción, introducción y notas de Antonio Gómez Robledo
El asunto de Ética Eudemia es un supremo esfuerzo que hace Aristóteles por poner  todas las acciones del hombre bajo la causa y el efecto dirigido por él, por su raciocinio. Pero, admite, suele haber algo que se sale de este razonar. Tal abstracción, llamémosle así, se controla por medio de la virtud pero la virtud no es algo  que esté bajo el control del hombre. Parecido a la belleza que es por sí, no porque alguien la haga.

Al menos de no todos   los hombres porque, “Todos los hombres son iguales mientras duermen” pero al despertar cada quien se va por su lado. Es una bella metáfora de la cueva de Platón del hombre que va despertando a la luz del conocimiento. Iguales en la inconsciencia, pero diferentes en el conocimiento.

Sin embargo ese no es el punto. El asunto es qué mueve al hombre en un sentido o en otro.

Dos circunstancias pueden ayudar  a aliviar la responsabilidad  moral cuando se comete un crimen. Una por ignorancia y la otra por violencia.

Por ignorancia por ejemplo si alguien mata a su hijo al que s e le ocurrió entrar subrepticiamente brincándose la azotea de la casa y no lo hizo por la puerta. El padre, creyendo que se trata de un ladrón, lo hiere de muerte.

El modo de violencia es cuando alguna clase de tirano, obliga  bajo la amenaza que de no cometer un crimen por encargo su familia morirá.

 De aquí   se desprende que otro modo, ya con toda la estructura jurídica institucionalizada, sería el caso del militar profesional en caso de guerra.

 Pero en todos estos casos se requiere de un proceso mental complicado. Suele suceder que los soldados antes de entrar en combate  ingieran o s e les proporcione alguna clase de droga, aunque sea un trago de tequila o un cigarro de marihuana. ¿Porque tiene miedo a morir o porque tiene miedo a cargar con el recuerdo de haber matado? El tratamiento psicológico que recibe un policía de esquina que mató para defenderse o para evitar algún hurto. En la siguiente ceremonia puede hasta ser condecorado por tal  cosa pero él no olvidará, mientras viva, que cegó una vida. De todos estos casos clínicos el cine norteamericano ha realizado excelentes filmes.

Hay otro modo más huidizo al que se refiere Aristóteles. El malo  es o se hace malo. En el fondo este asunto se refiere al tema griego no resuelto. O parcialmente resuelto  según el ángulo del que se le mire. L a genética y la pedagogía vuelven a enfrentarse al tratar de profundizar en la eterna contradicción del hombre consigo mismo.

Por contradecir a su maestro Platón, Aristóteles asegura que la virtud es susceptible de la causa y e l efecto, no dictada desde un millón de años antes. El hombre puede ser malo o bueno: “La tesis central de la ética aristotélica es la de que está en nuestras manos ser buenos o malos”. Lo que queda sin respuesta, en el contexto de la causalidad, es qué resorte lo inclina  para un lado o para el otro. ¿Por qué unos dejan de fumar y por que otros fuman hasta morir por tal hábito si todos saben  los riesgos que se corren? ¡Por pura voluntad! ¿Pero qué mueve a esa voluntad?

Lo mismo al hablar de la concupiscencia Aristóteles dice que  "no está en la situación  de lo involuntario sino en el terreno de poder decir sí o no". Pero tampoco hay respuesta definitiva qué es lo que mueve en un sentido o en otro. Igual si la concupiscencia nos lleva aun terreno pantanoso donde podemos zozobrar por qué no todos pueden evitarla.

Antonio Gómez Robledo cita a Oviedo, en la voz de Medea, para   los tiempos paganos: “Si yo pudiera sería más dueña de mí;  pero me arrastra, contra mi voluntad, una fuerza insólita, y una cosa me persuade el deseo y otra la razón; veo lo mejor y lo pruebo, pero sigo lo peor.”

Y para los tiempos cristianos cita a san Pablo: “Porque no hago el bien que quiero; más el mal que no quiero, este hago”. 

En ocasiones Aristóteles s e parece a Protágoras cuando dice que el hombre es la medida de todas las cosas. Después, aunque no quiera admitirlo, su tesis es la de Platón que dice que no todo lo controla el hombre: “El hombre es causa de los actos voluntarios, mientras que no es causa de los actos involuntarios”. También lo dice de otra manera: “Más allá de la razón está el Principio de la razón”.

Y el regreso al punto de partida, de la Ética Eudemia, es que el hombre debe elegir entre el apetito y el raciocinio pero, contra todo razonamiento, frío, meditado, se  ve llevado ilógicamente por el deseo.

Aristóteles hace un esfuerzo por no dejar los cabos sueltos donde el hombre es llevado y traído por fuerzas ajenas a él. “Esta  virtud es el dominio de sí mismo”. Pero otra vez la pregunta: ¿Cómo se llega esa  virtud, a ese dominio? De un millón de alcohólicos, cien llegan a los grupos de AA, de esos cien se salvan sólo cinco. Lo mismo puede decirse de los fumadores o de otro tipo de adicciones. ¿Qué es lo que decide?

Aristóteles sabe que se puede salir fácilmente adoptando una solución perezosamente  dogmática: todo está bajo el control del hombre. Y ahí acaba toda discusión.  Lo mismo que para Homero, el pagano, que para San Pablo, el cristiano, la respuesta es sumamente sencilla: la solución se encuentra en  las estrellas.

Pero Aristóteles se resiste a recurrir a la solución del Deus ex machina. Y es cuando abre su paracaídas y regresa a la Tierra, a seguir pensando como hombre, no como místico. A  seguir preguntándose ¿por qué, cómo, para qué?

Plotino, el último de los filósofos paganos

Nació en 205 y murió en 279 después de Cristo, fue uno de lo últimos neoplatónicos paganos. Junto con Amonio Sacas, había sido el fundador de La escuela neoplatónica. Se dice que soñó con fundar en Campania un sitio destinado a que viviera en él una comunidad exclusivamente de filósofos. En memoria de Platón a ese Lugar le llamarían “Platonopolis”. Como en ese tiempo era emperador Galieno, el cual junto con su mujer Salonina, admiraban al filósofo, la realización del proyecto de Plotino se veía con muchas probabilidades de ser realizado. Sin embargo el emperador murió en breve. Y como desde entonces la gente de estado no ve con buenos ojos a los filósofos, el proyecto se combatió y acabó por ser olvidado.
 
Plotino
Ptotino se aparta de Los estoicos de Zenon que obedecen solamente a la razón. Anhelan ser indiferentes al placer y al dolor. Nietzsche viviendo conscientemente su enfermedad terminal, Lawrence de Arabia en aquel episodio, del film del mismo nombre, de encender un cerillo y ponerlo directamente en la mano, son dos ejemplos de lo anterior. También Plotino se encuentra lejos, en un principio, de los pitagóricos que llegan a imaginar que los astros pueden regir Las vidas y Los destinos de tos humanos. Si bien, en el siglo I de nuestra era se dio un movimiento de acercamiento entre pitagóricos que aceptaban la inmortalidad del alma y la transmigración de las almas (idea que venía de Platón), con los neoplatónicos. Procedían estos de una línea de pensamiento directa de Sócrates, Platón y Aristóteles. Entre otras cosas, Plotino acepta, como muchos filósofos de la escuela de Sócrates, La esfericidad de La Tierra.

En 1923 la Universidad Nacional de México, (todavía no era autónoma) publicó una obra de las Enéadas de Plotino, que es propiamente el ideario de este filósofo, y relatadas por el filósofo judío Porfirio (Plotino era griego nacido en Egipto). Al final el trabajo de la Universidad hace un estudio del neoplatonismo por Eduardo Zeller. Más reciente La editorial Siglo XXI publicó la Historia de la Filosofía con más de 10 volúmenes. El volumen número 3 comprende un estudio del neoplatonismo por Jean Trouillard.

Plotino es importante porque aparece como el último gran filósofo que produjo el mundo griego de la antigüedad. Para el cristianismo, su existencia fue de tal modo esencial, que, como dice Eucken, exceptuando a San Agustín, ningún pensador ha influido tanto en el movimiento cristiano como Plotino. A diferencia de Bergson, que creía que la conciencia está caracterizada por su duración creadora, Plotino asegura que el movimiento es circular, siempre presente. “El equilibrio del círculo expresa muy bien el del espíritu, porque, sea cual sea la expansión del radio, jamás se separa de su centro generador. Y su fin no es otro que su principio” (J.T.).

Desde luego Plotino aboga por un pensamiento universal y destierra los sectarismos. En su tesis sólo hay fecundidad en la conjunción de principios antitéticos o contrarios. Es una condición para la vida equilibrada y asegura que si no hay luz, no hay tampoco sombra”. Aquí Plotino nos recuerda el justo medio aristotélico, que no debe confundirse con la mediocridad.

Zeller nos relata el fin del neoplatonismo pagano: “pero ya en el imperio romano vuelto cristiano, la filosofía no podía conservar por más tiempo una posición independiente de la Iglesia victoriosa. El año 529 Justiniano prohibió por un edicto que en Atenas se enseñara filosofía.. .Poco después de mediado el siglo VI se extinguieron los últimos platónicos que no habían pasado a la Iglesia cristiana”.

 Durante los primeros trescientos años los seguidores de Cristo habían sido despiadadamente perseguidos y masacrados en los circos romanos. Ahora se tomaban la revancha en esa longitud donde los intelectuales se hacen la guerra.

Sin duda que en su tiempo fue una verdadera tragedia que, ¡precisamente en Atenas, se prohibiera enseñar filosofía! Por lo demás, exactamente por eso mismo, el cristianismo lleva en su seno todo el tesoro de la filosofía griega (véase, por ejemplo, esa fusión o sincretismo del “Dios Desconocido” de los griegos con el “a Dios nadie lo ha visto de los cristianos). Al prohibir que se filosofara, la Iglesia se hizo heredera y responsable de tan grande tesoro cultural ofrecido por los griegos.

Lo mismo sucedió en México cuando se prohibió la religión mesoamericana (recuérdese la figura altamente sincrética de la Virgen de Guadalupe, católica, que se funde con la adoradísima Diosa Coatlicue-Tonantzin, de la religión de Tezcatlipoca). No hay religión en el mundo que sea tan “mexicana” como el cristianismo católico. Así como no hay religión que sea más “griega” que el cristianismo romano. Empezando porque el Nuevo Testamento ni se escribió en arameo, que era el que hablaba Jesús, ni en hebreo, lengua de Jerusalén, sino en griego, que era la lengua dominante de ese tiempo, en aquella región del Cercano Oriente.

 Pero no sólo por lo anterior el catolicismo cristiano tiene mucho de griego. Los grandes maestros de la filosofía griega de la antigüedad: Maestros ambulantes de sabiduría” dice Antonio Gómez Robledo, entre ellos Plotino, habían elaborado abundantes temas que, andando el tiempo, chocarían con las enseñanzas que irían predicando por aquel mundo los sencillos pescadores de Galilea. Pero más tarde se irían fundiendo unas y otras. Así fue como empezó un deslumbrante sincretismo ideológico. Por eso se puede hablar de filósofos neoplatónicos de antes y de después de Cristo.


“Plotino nació en el 204 ó el 205 en la ciudad egipcia Licópolis, hoy Assiut. En el 232 entró en el círculo de Ammonio Saccas (o Sakkas) en Alejandría, de quien también fueron discípulos Orígenes, Longino y Erenio. Se dice de él que recogía niños huérfanos y les daba educación. Su discípulo Porfirio, autor de su biografía Vida de Plotino y de la sistematización y publicación de su obra central Enéadas, refiere que en los seis años que estuvo con él tuvo hasta 4 uniones místicas.
Desde el 254 comienza a poner sus obras por escrito. Sus tratados son en total 54 y están ordenados en seis grupos de nueve, resultado de lo cual reciben el nombre de Enéadas. Se considera como uno de los Tratados más sólidos de la Antigüedad, junto a los de Platón y los de Aristóteles. Murió aquejado de una dolorosa enfermedad (lepra) en el 270 d.C. a los 66 años.
Definido como Neoplatónico místico, Plotino realiza una nueva fundamentación de la metafísica clásica, tomando caminos más ligados a la mística de raigambre pitagórica y platónica que al camino seguido por Aristóteles.
Habría que partir de la idea de que la filosofía de Plotino es una suerte de Cosmogonía unida a una Física. La forma teórica que asume su discurso es la metafísica. En ese sentido es heredero de Aristóteles y, sobre todo, de Platón” Wikipedia

La noche del oráculo, novela de Paul Auster

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Paul Auster inventa  a Sídney Orr que también es un escritor de novelas y éste a su vez se lleva un viejo manuscrito de otra novela de una escritora famosa de los años veintes que tiene por título La noche del oráculo. Son tres novelas en una. Como esos envases de plásticos, que en uno cabe otro y, en este, otro. Además John Trause, amigo de Sídney Orr, y que también es escritor de novelas, le confía un manuscrito suyo para que lo lea pero antes que pueda hacerlo Sídney Orr pierde el manuscrito en el metro. Y a la par que Sídney Orr escribe su novela, dentro de otra novela, con su personaje Nick Bowen, también cuenta su vida en matrimonio con Grace, una mujer cuyo pasado desconoce.

Paul Auster escribe con tanta libertad  que a su segundo personaje inventado, Nick Bowen, lo deja encerrado en un sótano como refugio antiaéreo y simplemente se olvida de él, Confiesa que no sabe cómo sacarlo. Seguramente hubiera encontrado la solución de cómo llevarlo a la superficie pero el misterioso cuaderno azul en el que escribe esta novela se le termina. En lo sucesivo su afán es por conseguir otra libreta azul y de esa manera  Nick Bowen es olvidado.

Sídney Orr quiere mucho a Grace. Esta va a tener un hijo del cual Sídney Orr sospecha que es de su amigo John Trause.

La novela  (La noche del oráculo, de Paul Auster) es una selva de imaginación donde unos sucesos engendran otros sucesos. Al estilo de una charla entre tres  en la que  el tema  central  es abandonado con frecuencia porque saltan otros temas adyacentes que  quedan inconclusos al ser retomado el tema inicial.
Lo cierto es que al final Sídney Orr se apresura a ir al sanatorio donde Grace se recupera de una golpiza que un muchacho drogadicto le propinó haciéndole perder el bebé. Sídney Orr se angustia pero, como novelista, sabe que la vida, es decir, el escrito sobre el papel, puede continuar...

John Trause, el amigo del autor(es decir del segundo autor) que es Sídney Orr y Nick Bowen, el personaje inventado por Sídney Orr, nos ofrecen dos temas para reflexionar.

Primero que John Trause concluye que el pasado hay que dejarlo en paz y no tratar de removerlo. Llega a esa conclusión  porque se la pasaba viendo trasparencias en tercera dimensión que encontró en un viejo rincón de la casona que había sido de su papá. En algunas de esas trasparencias salía él, John, cuando apenas era un niño. Se puso a recordar cosas que le iban llegando conforme veía cada trasparencia. Esto duró algunas semanas. Un día  se descompuso su proyector y se sintió muy triste. Alguien se ofreció a componerle el proyector y fue cuando John le dijo: “Quizá sea mejor así. Hay que vivir en el presente. El pasado, pasado está y por mucho que mires esas fotos, jamás podré recuperarlo”.

Y Nick Bowen nos dice que podemos morir en cualquier  momento: “Es el azar quien gobierna al mundo. Lo aleatorio nos acecha todos los días de nuestra vida; una vida de la que se nos puede privar sin razón aparente”. Un rayo, un edificio que se desploma, un accidente automovilístico, etc. Al salir ileso es como una señal  que  se volvió a nacer. Que debe empezar otra vida, incluso con otro nombre.  Esto, que parece absurdo, es lo más común. Piénsese que la migración, por una causa o por otra, es un fenómeno que se da todos los días en todos los continentes. Dejar todo y empezar de nuevo.

Por lo demás, el individuo, debe aprovechar la brevedad de la vida: “ser curioso, leer libros y tener conciencia de no poder cambiar el mundo por obra y gracia de su voluntad”.

Los personajes salidos de la pluma de un escritor  no tienen que ser explicados abundantemente: “Se ponen inmediatamente de manifiesto por la forma en que actúan”.

Esos personajes son humanos en la medida que se aparatan  de la sospechosa pureza: “Hay buenas personas que hacen cosas malas”.

Paul Auster
En el mundo hay muchos casos de hombres  que no soportan seguir casados, se separan y sólo para descubrir  que, en cualquier momento, ya está otra vez casados: “con la mayor naturalidad del mundo había vuelto a atarse a la misma ruina  de la que había huido en Tacoma”.

En alguna de las tres novelas el personaje invita  a no dejarse llevar por la vida de su familia, o bien a andar imitando modos de vida que ha visto por ahí: “sobre él recae la responsabilidad de ser quien es”.

Sobre todo a no dejarse envolver por la inmediatez de la vida: “Mientras estés soñando siempre hay salvación”.



"Paul Auster es, por excelencia, el escritor del azar y de la contingencia; como no cree en la causalidad, persigue en lo cotidiano las bifurcaciones surgidas por errores o acontecimientos aparentemente anodinos. Esto sucede en La trilogía de Nueva York, en La música del azar, y sobre todo en Leviatán, en su excepcional escena central. Su estilo es aparentemente sencillo, gracias a su trabajo y conocimiento de la poesía, pero esconde una compleja arquitectura narrativa, compuesta de digresiones, de metaficción, de historias en la historia y de espejismos (El cuento de navidad de Augie Wren). También describe existencialmente la pérdida, la desposesión, el apego al dinero, el vagabundeo (en El palacio de la luna, cuyo personaje central se llama Marco Stanley Fogg, en una especie de unión de estos tres grandes viajeros). También se cuestiona la identidad, en especial en la La trilogía de Nueva York en la que uno de sus personajes (que no es el narrador) se llama como él; en Leviatán, en la que el narrador tiene sus iniciales (Peter Aaron) y conoce a una mujer llamada Iris (anagrama de su esposa Siri); o en La noche del oráculo, donde un personaje se llama Trause (anagrama de Auster)".

Justificación de la página

La idea es escribir.

El individuo, el grupo y el alpinismo de un lugar no pueden trascender si no se escribe. El que escribe está rescatando las experiencias de la generación anterior a la suya y está rescatando a su propia generación. Si los aciertos y los errores se aprovechan con inteligencia se estará preparando el terreno para una generación mejor. Y sabido es que se aprende más de los errores que de los aciertos.

Personalmente conocí a excelentes escaladores que no escribieron una palabra, no trazaron un dibujo ni tampoco dejaron una fotografía de sus ascensiones. Con el resultado que los escaladores del presente no pudieron beneficiarse de su experiencia técnica ni filosófica. ¿Cómo hicieron para superar tal obstáculo de la montaña, o cómo fue qué cometieron tal error, o qué pensaban de la vida desde la perspectiva alpina? Nadie lo supo.

En los años sesentas apareció el libro Guía del escalador mexicano, de Tomás Velásquez. Nos pareció a los escaladores de entonces que se trataba del trabajo más limitado y lleno de faltas que pudiera imaginarse. Sucedió lo mismo con 28 Bajo Cero, de Luis Costa. Hasta que alguien de nosotros dijo: “Sólo hay una manera de demostrar su contenido erróneo y limitado: haciendo un libro mejor”.

Y cuando posteriormente fueron apareciendo nuestras publicaciones entendimos que Guía y 28 son libros valiosos que nos enseñaron cómo hacer una obra alpina diferente a la composición lírica. De alguna manera los de mi generación acabamos considerando a Velásquez y a Costa como alpinistas que nos trazaron el camino y nos alejaron de la interpretación patológica llena de subjetivismos.

Subí al Valle de Las Ventanas al finalizar el verano del 2008. Invitado, para hablar de escaladas, por Alfredo Revilla y Jaime Guerrero, integrantes del Comité Administrativo del albergue alpino Miguel Hidalgo. Se desarrollaba el “Ciclo de Conferencias de Escalada 2008”.

Para mi sorpresa se habían reunido escaladores de generaciones anteriores y posteriores a la mía. Tan feliz circunstancia me dio la pauta para alejarme de los relatos de montaña, con frecuencia llenos de egomanía. ¿Habían subido los escaladores, algunos procedentes de lejanas tierras, hasta aquel refugio en lo alto de la Sierra de Pachuca sólo para oír hablar de escalada a otro escalador?

Ocupé no más de quince minutos hablando de algunas escaladas. De inmediato pasé a hacer reflexiones, dirigidas a mí mismo, tales como: “¿Por qué los escaladores de más de cincuenta años de edad ya no van a las montañas?”,etc. Automáticamente, los ahí presentes, hicieron suya la conferencia y cinco horas después seguíamos intercambiando puntos de vista. Abandonar el monólogo y pasar a la discusión dialéctica siempre da resultados positivos para todos. Afuera la helada tormenta golpeaba los grandes ventanales del albergue pero en el interior debatíamos fraternal y apasionadamente.

Tuve la fortuna de encontrar a escaladores que varias décadas atrás habían sido mis maestros en la montaña, como el caso de Raúl Pérez, de Pachuca. Saludé a mi gran amigo Raúl Revilla. Encontré al veterano y gran montañista Eder Monroy. Durante cuarenta años escuché hablar de él como uno de los pioneros del montañismo hidalguense sin haber tenido la oportunidad de conocerlo. Tuve la fortuna de conocer también a Efrén Bonilla y a Alfredo Velázquez, a la sazón, éste último, presidente de la Federación Mexicana de Deportes de Montaña y Escalada, A. C. (FMDME). Ambos pertenecientes a generaciones de más acá, con proyectos para realizare en las lejanas montañas del extranjero como sólo los jóvenes lo pueden soñar y realizar. También conocí a Carlos Velázquez, hermano de Tomás Velázquez (fallecido unos 15 años atrás).

Después los perdí de vista a todos y no sé hasta donde han caminado con el propósito de escribir. Por mi parte ofrezco en esta página los trabajos que aun conservo. Mucho me hubiera gustado incluir aquí el libro Los mexicanos en la ruta de los polacos, que relata la expedición nuestra al filo noreste del Aconcagua en 1974. Se trata de la suma de tantas faltas, no técnicas, pero sí de conducta, que estoy seguro sería de mucha utilidad para los que en el futuro sean responsables de una expedición al extranjero. Pero mi último ejemplar lo presté a Mario Campos Borges y no me lo ha regresado.

Por fortuna al filo de la medianoche llegamos a dos conclusiones: (1) los montañistas dejan de ir a la montaña porque no hay retroalimentación mediante la práctica de leer y de escribir de alpinismo. De alpinismo de todo el mundo. (2) nos gusta escribir lo exitoso y callamos deliberadamente los errores. Con el tiempo todo mundo se aburre de leer relatos maquillados. Con el nefasto resultado que los libros no se venden y las editoriales deciden ya no publicar de alpinismo…

Al final me pareció que el resultado de la jornada había alcanzado el entusiasta compromiso de escribir, escribir y más escribir.

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